La Necesidad del Nuevo Nacimiento.

 Juan 3.1-17.

Nuestra respuesta al llamamiento del Hijo de Dios Cristo Jesús determina nuestro destino eterno. En este pasaje vemos una entrevista de Jesús con un miembro del Sanedrín (el cuerpo gobernante judío), que precipita la enseñanza más completa acerca de nacer de nuevo. A Cristo no le interesaban las respuestas superficiales ni las pseudo-conversiones rápidas. Se negó a comprometer la verdad o a dar falsas esperanzas a nadie. En lugar de facilitar que la gente creyera, Jesús rechazó más perspectivas de las que recibió (Mateo 19:16). El énfasis de abandonarse a sí mismo y someterse a Él impregnó el enfoque evangelístico de Jesús, tanto en Su ministerio público como en Sus conversaciones privadas.

Jesús se encuentra con Nicodemo y le dice que para ser salvos, todas las personas deben nacer de nuevo. Jesús se negó a suavizar la verdad simplemente para obtener la aprobación de este influyente líder religioso. Habló con claridad y precisión, confrontando los conceptos erróneos de Nicodemo y diciéndole exactamente lo que necesitaba escuchar. La invitación a la transformación hoy sigue abierta. Cuando llegue la invitación, confiemos en Jesús y sigámosle.

I. La Necesidad del nuevo nacimiento (v.1-3). La filosofía y la religión pueden ser complicadas, pero el evangelio es simple, pero lo suficientemente profundo como para aturdir incluso el intelecto de un fariseo erudito. Nicodemo era un creyente superficial, vino a Jesús de noche, no queriendo que su venida implicara la aprobación de todo el Sanedrín, ni provocar inconveniencia en sus compañeros. El punto importante no es cuándo vino Nicodemo, sino a que vino. Venir a Jesús no siempre garantiza la salvación (Lucas 18:18-23), pero es un comienzo necesario. El encuentro entre Nicodemo y Jesús no fue casual, no tropezó con Jesús, lo buscó.

a. La Indagación (vv. 1, 2). Nicodemo estaba en son de búsqueda; tenía en su alma un gran interrogante y deseaba encontrar algo para llenar el vacío de su corazón. Viene con cumplidos, se enfoca en lo que Jesús está haciendo, señales (milagros). Expresa que nadie es capaz de hacer tales cosas a menos que Dios esté con él. Nicodemo estaba bien entrenado en la legislación y en la teología judías; y cuando llamó a Jesús rabino, se colocó en el papel de aprendiz. La conversación que se desarrolló le llevó a la vida eterna. Jesús «sabía lo que había en todos», y nutrió a los que tenían una fe débil. Su conocimiento de nosotros es igual de íntimo. Nicodemo estaba en tinieblas espirituales e intelectuales, como en tinieblas naturales, cuando vino a Jesús (v. 10). No sabemos exactamente qué preguntas planeaba hacerle Nicodemo a Jesús, pero sí sabemos que fue a la fuente correcta. Él ha provisto su Palabra, su presencia y la libertad de oración para plantear cualquier pregunta ante él. Jesús quiere ser algo más que un tema de discusión. Él tiene respuestas para el corazón y el alma. Un corazón escudriñador está marcado por varios elementos: Humildad en la búsqueda y admisión de la necesidad personal. Perseverancia en el avance de los obstáculos que nos impiden encontrar y seguir a Cristo. Perspicacia para reconocer que el mensaje del Evangelio se relaciona con nuestras vidas. Disposición a someterse al señorío de Cristo. Obediencia al ir más allá de una aprobación mental y dependencia activa de las promesas y la guía de Dios.

b. El dilema del visitante (v.3). Este hombre quería saber cómo entrar al reino de Dios. Jesús, sin embargo, le respondió a su alma y no a lo que sus labios habían expresado. Dios señala la necesidad real. El reino de Dios no se refiere a un reino material, sino a un reino espiritual, de justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo (Romanos 14:17). El reino de Dios no depende de posición social, raza, educación ni trasfondo religioso, depende de la gracia que Dios ofrece a través de su Hijo (Efesios 2:8–9; Colosenses 1:13–14). ¿Qué debo hacer para ser salvo?, la palabra griega de nuevo, puede también entenderse como de arriba. Nicodemo la entendió literalmente, según la primera acepción, mientras Jesús tenía ambos significados en mente. Para entrar al Reino de Dios uno tiene que nacer de nuevo, no experimentando un segundo nacimiento biológico, sino uno espiritual desde arriba.

¿Qué sabía Nicodemo acerca del Reino? Dios lo regiría, lo restauraría y pertenecería al pueblo de Dios. Jesús reveló que el Reino sería para todo el mundo (3.16), no solo para judíos. Este era un concepto revolucionario: el Reino es algo personal, no nacional ni étnico, y para entrar en él se requiere arrepentimiento y renacimiento espiritual (Lucas 17.21), ya ha comenzado en los corazones de los creyentes (Lucas 17:2). Su pleno cumplimiento será cuando Jesús regrese a juzgar al mundo y destruya para siempre al maligno (Apocalipsis 21; 22). El nuevo nacimiento, o regeneración, es el acto de Dios por el cual Él imparte vida eterna a aquellos que están muertos en delitos y pecados (Efesios 2:1; 2 Corintios 5:17), convirtiéndolos así en Sus hijos (Juan 1:12-13). Así como nuestros esfuerzos no tuvieron nada que ver con nuestra concepción y nacimiento naturales, la regeneración no es una obra nuestra.

II. Recibir el nuevo nacimiento (4-11). El agua y el espíritu: Nicodemo solo vio complicaciones e imposibilidades en el desafío de Jesús (Marcos 10:27). La única manera en que una persona realmente puede comenzar de nuevo en la vida es naciendo de arriba, «nacer de nuevo» al recibir la vida eterna de Dios y el Espíritu Santo regenerador. Empezar de nuevo puede ser naturalmente imposible; pero Jesús lo convierte en una posibilidad sobrenatural.

a. Volver a empezar (4–8). La confusión de Nicodemo es que confunde el nacimiento espiritual con el nacimiento físico. La imposibilidad se presenta: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? El mundo físico es a menudo inexplicable al igual que el mundo espiritual. Una persona no puede responder a la verdad espiritual de manera natural. Jesús le estaba diciendo que la entrada a la salvación de Dios no era una cuestión de añadir algo a todos sus esfuerzos, sino de cancelar todo y empezar de nuevo. Al llamarlo a nacer de nuevo, Jesús desafió a este judío a admitir su bancarrota espiritual y abandonar todo en lo que confiaba para la salvación (Filipenses 3:8-9). Dios puede dar y dará un renacimiento espiritual (Ezequiel 36:25–27; Jeremías 31:31–34; Joel 2:28–32). Su incapacidad para comprender es evidente al no entender que una persona debe nacer del agua y del Espíritu para poder entrar en el reino de Dios. El agua y el Espíritu a menudo se refieren simbólicamente en el Antiguo Testamento a la renovación espiritual y la limpieza (Números 19:17-19; Isaías 4:4; 32:15; 44:3; 55:1; Joel 2:28–29; Zacarías 13:1). Entendemos que nacer del Espíritu es la regeneración que él provee en el momento de la fe en Cristo, un cambio producido por el Espíritu Santo de Dios. En Ezequiel 36:25-27 Dios haría tres cosas para satisfacer las necesidades espirituales: dar el Espíritu, dar un corazón nuevo y dar la limpieza representada por el agua. El Espíritu Santo que da un nuevo nacimiento provee el nuevo corazón y la limpieza de la vida (Tito 3:5). El nuevo nacimiento no fue solo para Nicodemo. El paso de la carne al espíritu, del mundo al reino, de la muerte a la vida es una necesidad para todo ser humano. Lo que es natural, nacido por propiedades de la carne, es carne, esa clase de nacimiento solamente; lo que es sobrenatural, nacido del Espíritu, es del reino espiritual y sus posibilidades. El hombre en ese estado natural está muerto (Efesios 2:4–6), ajeno a la vida de Dios, por lo cual necesita la vida espiritual.

El Espíritu es estratégico en el nuevo nacimiento. Jesús usa una analogía del viento que susurra donde sopla, y el hombre escucha sus efectos, pero no tiene ningún control de dónde viene o hacia dónde va. La obra del Espíritu está bajo el misterioso control, movimiento, poder y explicación del Espíritu. Cuando Cristo ascendió al cielo, envió al mundo al Espíritu Santo para convencer a los hombres de pecado, guiarlos a Cristo y morar en sus corazones (Juan 16:7–13). El Espíritu Santo nos da la naturaleza divina (Efesios 1:13; Romanos 8:9) y nos regenera. Regeneración habla de una experiencia radical, desde lo profundo del alma. Dios, a través de su Espíritu Santo, puede alcanzar a cualquiera, y debemos orar diligentemente por quien traiga a nuestra mente. Seamos testigos y ejemplo para todos aquellos con los que tengamos contacto.

b. Preguntas y respuestas (v. 9–11). A Jesús le pareció imperdonable que este prominente erudito no estuviera familiarizado con la enseñanza fundamental del nuevo pacto del Antiguo Testamento con respecto al único camino de salvación (2 Timoteo 3:15). Su ignorancia también ejemplificaba la bancarrota espiritual de Israel (Romanos 10:2-3). Su estudio de las Escrituras debería haberlo hecho consciente de que nadie puede venir a Dios con sus propias fuerzas o justicia sin la necesidad de la limpieza espiritual de Dios. Jesús le da una explicación de los detalles, le da certeza. Nicodemo no aceptó la verdad de la que Jesús dio testimonio, porque se negó a creerla. Humillarse a sí mismo para admitir que estaba en tinieblas espirituales y que necesitaba venir a la luz de la verdadera salvación y justicia (3:19-21) habría sido confesar su pecaminosidad y falta de justicia. Nicodemo se negó a comprometerse con Cristo como Señor y Salvador.

III. Entendiendo el Nuevo Nacimiento (v.12-17). Solo alguien que ha estado en el cielo puede saber realmente cómo es. Jesús dijo que nadie ha subido al cielo (Proverbios 30:4) porque es humanamente imposible hacerlo. Muy a menudo Jesús no hablaba de estas cosas directamente porque sus oyentes no podían entenderlas. En cambio, Jesús usó parábolas para ayudar a aquellos cuyos oídos y corazones estaban abiertos para captar la revelación de Dios.

a. Eligiendo vida, no muerte (vv. 12–15). Las cosas terrenales pueden ser «sentidas» y escuchadas. Jesús había hablado en una analogía «terrenal», y si Nicodemo no podía entender eso, ¿cómo iba a entender o creer cuando Jesús le hablara de las cosas celestiales? Jesús estaba excepcionalmente calificado para hablar sobre asuntos celestiales. Su mensaje autoritario sobre el cielo se basaba en su experiencia personal, descendió del cielo en el plan de Dios de hacerse hombre (Isaías 7:14; 9:6-7; Miqueas 5:2). Él estaba en la tierra, mientras que al mismo tiempo era uno con el Padre en el cielo.

Jesús hizo referencia a un incidente relatado en el Antiguo Testamento (Números 21:4–9): El pueblo de Israel había pecado, murmuraron contra el Señor (Romanos 3:23), El juicio divino llegó después del pecado (Romanos 6:23.). Cuando el pueblo reconoció su pecado, la confesó y buscó perdón. Dios reveló aquí también el camino de salvación. Cristo debía ser levantado en la cruz para dar salvación a la humanidad del pecado. Pero Dios impuso una condición: poner la mirada de fe en Cristo. Cuando un pecador cree que Cristo murió por sus pecados y lo acepta como salvador, recibe vida espiritual, nace otra vez y ya no sufre la condenación, sino que tiene vida eterna. Tres veces en este contexto, la idea de «creer en él» se usa para describir la respuesta requerida por una persona a Cristo. La palabra traducida «creer» viene de pisteo que significa «fe» o «creencia». La importancia de la creencia de un cristiano no está en el creyente, sino en el que cree. Los creyentes anclan su confianza en Jesucristo, quien se identificó a sí mismo como verdad (14:6). ¿Depende nuestra fe de nuestra capacidad de confiar o se basa en la confiabilidad de Jesús?

b. Salvación, no condenación (vv. 16, 17). El desenlace para Nicodemo. Jesús resume los temas de la salvación como los de la condenación. Hay tres cosas en esta declaración relacionadas con el nuevo nacimiento: la creencia, la posesión de la vida eterna y la explicación. La explicación de la forma de creer para tener tal vida está en el amor de Dios, Su don y Su propósito, es decir, Su propia voluntad. El tema de este resumen del Evangelio es el amor de Dios manifestado de una manera infinitamente gloriosa. El amor de Dios no es estático ni egoísta, sino que se extiende y atrae a otros a sí. Es un amor incondicional, amor por elección y por un acto de la voluntad. La palabra denota benevolencia inconquistable y buena voluntad invencible. Agapao (el verbo) y agape (el sustantivo) es el amor incondicional de Dios.

El versículo más famoso (3:16) es el corazón mismo del glorioso evangelio de nuestro Señor Jesucristo. El mundo debe oírlo, proclamarlo y explicarlo. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no en el sentido de la salvación universal, sino en el sentido de que el mundo no tiene otro reconciliador. El amor fue lo que motivó a Dios a dar. Vemos a Dios como el más grande dador. El motivo de Dios para dar «Su don indescriptible» de Jesucristo (2 Corintios 9:15) fue que Él amaba al mundo malvado y pecaminoso de la humanidad caída. Dios dio sacrificialmente: el regalo más grande fue que envió a su hijo unigénito (único; único en su clase), Dios da la salvación, por eso dice que nos ha dado a su Hijo (1 Juan 3:1). La oferta más grande es para que todo aquel que en él cree. Ninguno está excluido de la oferta divina, de su regalo (2 Pedro 3:9). A pesar de nuestra rebelión contra él, Dios nos ama. Nos ama con amor eterno (Jeremías 31:3; Juan 13:1). Dios dio por una razón específica: Para recuperar al ser humano del poder de Satanás. Nuestra salvación le costó a Jesús su vida (Juan 12.24). A nosotros también nos cuesta: completo arrepentimiento y entrega de nuestra vida a Dios. Hay una crucial decisión que debe tomar el ser humano. Es lo único que no puede hacer Dios por el hombre. Todo lo demás lo hizo; la decisión es de cada uno.

La única condición es creer. La salvación que Dios ofrece se recibe como un regalo y se recibe por una sencilla decisión de fe (Juan 20:31; Ef. 2:8). El propósito de Dios es que todo aquel que cree no se pierda (Romanos 8:1). El Hijo de Dios clasificó a toda la raza humana en dos grupos: los que creen y no son condenados, y los que no creen y ya están condenados. La oferta gratuita del evangelio es lo suficientemente amplia como para abarcar al pecador más vil (1 Timoteo 1:15), pero lo suficientemente estrecha como para excluir a todos los que rechazan a Cristo (Juan 3:18). La garantía dada a los que poseen la vida eterna es que nunca perecerán. La salvación genuina nunca se puede perder; los verdaderos creyentes serán preservados divinamente y perseverarán fielmente (Mateo 10:22) porque son guardados por el poder de Dios (Juan 5:24). El propósito no es condenar a los pecadores, Él envió al Hijo al mundo, no para juzgar al mundo (ese no era el propósito principal), sino para proporcionar un camino de salvación para el mundo (Lucas 19:10). Convertir a los pecadores (3:17b) el que cree en él se salva del juicio de Dios (2 Pedro 3:9). La oferta de salvación de Dios se extendió más allá de Israel a toda la humanidad. La salvación de los gentiles siempre fue el propósito de Dios (Isaías 42:6-8; 55:1). Cuando consideramos maneras de comunicar el evangelio, debemos seguir el ejemplo de Jesús. No necesitamos condenar a los incrédulos; ya están condenados. Debemos hablarles de esta condenación, y luego ofrecerles el camino de la salvación: la fe en Jesucristo.

Conclusión.

La vida eterna no es una extensión de la vida terrenal de una persona; La vida eterna es la vida de Dios encarnada en Cristo dada a todos los creyentes ahora como una garantía de que vivirán para siempre. No solo seremos cambiados, sino que casi todo lo demás también será cambiado (Apocalipsis 21:1-4). En la vida eterna no hay muerte, enfermedad, enemigo, maldad o pecado. El evangelio es realmente una buena noticia. Tratamos inútilmente de protegernos de nuestros miedos poniendo nuestra fe en algo que hacemos o tenemos: buenas acciones, habilidad, inteligencia, dinero, posesiones. Dado que la perfección está fuera de nuestro alcance, estamos tentados a conformarnos con el esfuerzo. Terminamos viviendo apenas un paso por delante de la desesperación. Para aquellos que pueden ver su situación, el evangelio es bienvenido como una buena noticia. Solo Dios puede salvarnos de lo único que realmente debemos temer: la condenación eterna. Creemos en Dios reconociendo la insuficiencia de nuestros propios esfuerzos para encontrar la salvación y pidiéndole que haga su obra en nosotros. Alabemos a Dios porque nos ofrece la oportunidad de vida eterna por medio del nuevo nacimiento por medio de Cristo Jesús y su obra a favor nuestro.                          

Oremos.

21 enero del 2024, Acatic, Jalisco, México.

Primera iglesia cristiana Bautista Dios Con Nosotros

Ibrahim Mauricio Mateo Cruz

La Primera Proclamación del Evangelio: la venida del Mesías.

Genesis 3.15

Siempre hay algo inesperado en la Navidad, incluso cuando se le ha esperado durante meses. No se trata solo de los regalos. Es justo la gracia de Dios al enviar a su Hijo como nuestro Salvador, la que es inesperada. Cada que capturamos una pequeña parte de lo que significa la Navidad, el mensaje de la gracia está ahí y nos sorprenderá. Es inesperado aquí porque la escena en la que ocurre es de juicio debido a su desobediencia: el dolor de la mujer en el parto, el dolor del hombre en ganarse la vida, y la promesa de un libertador por venir. Esta es la maravilla inesperada de la Navidad en su primera forma. La mujer desempeña un papel clave no solo porque Satanás se acercó a ella y la enganchó con sus falsos argumentos, sino también porque es «la madre de todos los vivientes» (v. 20), porque a través de ella vendría el Salvador (Gálatas 4:4). Mientras que en la reproducción humana el esperma es llevado al vientre de la mujer por el hombre; en la concepción milagrosa de Jesús el Mesías, la simiente vino a la mujer como resultado de la sombra del Espíritu Santo (Lucas 1:35; Isaías 7).

Este versículo ha sido llamado la semilla del evangelio (o protoevangelio, la primera predicación del evangelio) porque contiene una promesa de la victoria de Jesús sobre Satanás, profetiza una lucha entre los descendientes de Satanás y los de Eva. La simiente de Satanás no se refiere a sus hijos, se refiere a el reino entero de las tinieblas, dirigido por Satanás mismo. Hay por tanto una enemistad entre la simiente de la mujer (Jesús) y todo el reino de maldad. Dios en su abundante misericordia, intervino en favor de nuestra naturaleza caída. Así todos desde Adán hasta la época de Abraham, fueron animados, consolados y salvos solo por esta promesa, ilustrada como estaba por los sacrificios señalados por el Señor. Toda la riqueza, la misericordia, la tristeza y la gloria de la obra redentora de Dios con el hombre está aquí en miniatura. Dios promete traer un Redentor de la Simiente de la mujer; completamente humano, pero engendrado divinamente. En la vida y muerte de Cristo se cumplió esta escritura, Él ha derrotado y hecho un espectáculo público de los poderes del infierno (Colosenses 2:15). Esta primera promesa mesiánica es una de las declaraciones más concisa del Evangelio.

1. Una deshonra perpetua. Enemistad significa mala voluntad, odio, antagonismo.Este versículo habla del conflicto y enemistad que comenzó entre el diablo y Eva y continúa hasta el tiempo de Cristo y más allá. Satanás heriría su calcañar, esto es, su naturaleza humana. Los sufrimientos de Cristo continúan en los sufrimientos de los santos por su nombre. El diablo los tienta, los persigue y los mata; y así, hiere el calcañar de Cristo, que es afligido en las aflicciones de los santos. Pero mientras el calcañar es herido en la tierra, la Cabeza está en el cielo. Pero al final este será juzgado. Satanás es un ángel caído cuyo pecado original consistió en tratar de reemplazar a Dios como el ser principal en el universo y en tratar de reunir la adoración de las criaturas en torno a sí mismo en lugar de en torno a Dios. Su intento resultó infructuoso. Indudablemente, su tentación de Eva y Adán tenía en mente, primero, seducirles lejos de la adoración de Dios y, segundo, ganar su lealtad y adoración para sí mismo. Tuvo éxito en el primer objetivo, pero no tuvo éxito en su segundo objetivo, porque Dios anuncia aquí que está poniendo enemistad entre Lucifer y la mujer. Lo nuevo iba a ser la enemistad de Eva (y de Adán y de toda su verdadera descendencia) hacia Satanás como un aspecto de la preservación y provisión misericordiosa de Dios para con la humanidad. Dios hace que el pecado sea miserable y establece un antagonismo entre nosotros y Satanás que modifica el dominio del pecado y hace posible que escuchemos la voz amorosa de Dios, incluso en nuestra miseria.

a. Antagonismo.Bajo la cubierta de la serpiente es sentenciado Satanás a ser degradado y maldito de Dios. El orgullo fue el pecado que convirtió a los ángeles en demonios. La enemistad establecida por Dios no debía ser solo entre la mujer y Satanás, si no de un descendiente específico de la mujer, Jesucristo, quien derrotará a Satanás. En el libro de Génesis, vemos a Dios llamando a Israel como una nación especial a través de la cual trabajaría, y vemos la animadversión de Satanás (quien escuchó y entendió bien esta profecía) dirigida particularmente contra los judíos. El nacimiento del antisemitismo comienza aquí en el Génesis y se extiende a lo largo de toda la historia, incluso hasta el fin de los tiempos descrito en el Libro del Apocalipsis 12:1-5. La estrategia de Satanás era destruir a Israel para destruir a Cristo. Esta es la razón del antisemitismo, y también la razón por la que ningún cristiano debería tener parte en él.

b. Aplastar y golpear. No fue sino hasta el nacimiento virginal que pudo entenderse la plena implicación de la promesa (Isaías 7:14). La principal gloria del hombre es su capacidad para ejercer dominio, por lo que es humillado por la rebelión de la tierra. La principal gloria de la mujer es que una nueva vida debe venir a través de ella. Aplastar y golpear traducen el mismo verbo hebreo šûp (magulladura). Una interpretación alternativa seria que la serpiente «anhela» la simiente de la mujer, pero su descendencia «aplastará» a la serpiente, finalmente describen la acción paralela de los combatientes, pero la ubicación del golpe distingue la gravedad y el éxito del ataque. Esta hostilidad comienza con la bestia y la mujer como individuos, y su experiencia también es compartida por sus descendientes; La serpiente y la mujer son distintas de sus descendientes, pero también una y la misma con ellos. Aquí tenemos el caso común en el que un individuo representa a muchos. En 1 Timoteo 2:15 el papel de Eva como procreadora es tomado como un arquetipo en la referencia de Pablo a las mujeres cristianas en Éfeso. Eva y su adversario son los progenitores de una lucha de toda la vida que persistirá hasta un momento culminante en el que la descendencia de la mujer logrará la ventaja.

c. Destruido y arruinado por el gran Redentor. El Señor Jesús ha pisoteado a Satanás en la cruz. En su sentido más amplio, la raza humana eventualmente triunfará completamente sobre el Maligno (Romanos 16:20). La serpiente jugó un papel decisivo en la perdición de la mujer y, a su vez, la mujer finalmente derribará a la serpiente a través de su descendencia: la serpiente tiene una esperanza de vida limitada que llegará a un final violento. Sí: es poco tiempo, y la simiente de Cristo, así como Cristo mismo, se sentarán en tronos de gloria; mientras que Satanás, y su descendencia, serán arrojados al lago de fuego preparado para el diablo y sus ángeles. La gracia y la misericordia comenzaron a brillar en medio de la ira que el pecado y la provocaron. Aquí el Padre revela su corazón; este no es un padre que está tan enojado que quiere expulsar a su hijo a causa de su pecado, sino uno que señala una liberación, uno que promete la victoria contra el enemigo que engañó y conquistó la naturaleza humana.

2. Satanás es juzgado. Disfrutará de un éxito limitado. La magulladura del Señor Jesucristo sucedió en la cruz cuando Satanás finalmente tuvo éxito, según parecía, en devolver el golpe a Dios y silenciar su intromisión en los asuntos humanos para siempre. Fue solo una magulladura, no una derrota. Aunque Satanás logró lo que él creía que era una verdadera victoria, resultó ser una victoria desastrosa, porque su poder sobre nosotros fue quebrantado. Porque mientras Satanás celebraba su triunfo en la batalla sobre el Hijo de Dios, todo el peso de la Expiación efectuada por la crucifixión (que el diablo había efectuado) cayó sobre él, y se dio cuenta de que todo este tiempo, lejos de luchar con éxito contra el Todopoderoso, en realidad había estado llevando a cabo los propósitos del Dios omnisciente. Lo que Satanás no pudo ver (y lo que nadie vio claramente antes de la muerte de Cristo) es cómo Dios podía ser justo y justificador a los impíos (Romanos 3:26). No pudo ver cómo Jesús tomaría el lugar de los pecadores, llevando su castigo, y cómo él, Satanás, vería quebrantado su poder en el proceso (Romanos 16:20, Apocalipsis 12:11).

a. El inminente advenimiento del Mesías. Que el Salvador sea la Simiente de la mujer, hueso de nuestro hueso, da gran aliento a los pecadores (Hebreos 2.11, 14), su encarnación o venida en la carne es dado como promesa aquí. Satanás, habiendo introducido así el pecado en el mundo, instigó a todos los hijos de Adán a que lo cometieran. A veces había reducido tan enteramente a toda la raza humana a su dominio, que apenas existía un hombre justo sobre la tierra. Cuando llegó la Simiente prometida, Satanás se esforzó más violentamente contra él, si por algún medio podía prevalecer para destruir al Salvador mismo. De la misma manera, este adversario inicuo ha continuado su obra maligna hasta la hora presente, cegando los ojos de los hombres, y endureciendo sus corazones, y llevándolos cautivos a su voluntad; y si alguno se ha atrevido a resistir a su voluntad, ha incitado a todos sus propios agentes, para perseguirlos y darles muerte. Cristo ha rescatado a los hombres de su dominio, y convirtiendo a millones de las tinieblas a la luz, y del poder de Satanás a Dios. En su pueblo, también, obtiene la victoria de día en día, permitiéndoles resistirle fuertemente, y pisotear tanto a Satanás como a todas sus huestes bajo sus pies. El Dios de este mundo, y el Dios del cielo, están contendiendo aun hoy (2 Corintios 4:4, 6).

b. Un conflicto continuo con el pueblo de Dios. El cielo y el infierno nunca pueden ser reconciliados, como tampoco Satanás y un alma santificada. Donde las enemistades permanecen, queda la discordia y el deseo de hacer daño. El mal está en la base de la discordia; Por tanto, no andemos en las cosas terrenales, y la serpiente no podrá hacernos daño. Fue a través de Satanás que el hombre cayó en pecado; y el juicio a Satanás y del hombre no son el mismo. Dios no los une en el castigo, como tenía derecho a hacer, sino que los separa. Aunque Él también está enojado con el hombre por obedecer al enemigo de Dios contra Dios, sin embargo, Su ira contra Satanás es mucho mayor. Simplemente lo condena y lo condena ante los ojos de Adán y Eva, para que a través de la condenación de su enemigo, Adán y Eva puedan recuperar la compostura y darse cuenta de que su situación es mejor. La primera parte del consuelo radica en esto, que a causa de Adán y Eva la serpiente es acusada y maldecida, y Satanás junto con la serpiente. El perdón de los pecados y la recepción plena en la gracia se señalan aquí a Adán y Eva. Su culpa ha sido perdonada; este consuelo surge del hecho de que Dios no maldice a Adán y Eva como maldice a la serpiente.

c. Una lucha continua entre malos y buenos. Toda la malicia de los perseguidores contra el pueblo de Dios es el fruto de esta enemistad, que continuará mientras haya un hombre piadoso que confié en Dios, y un hombre malvado que escuche a Satanás. Satanás entendió bien esta amenaza; por lo tanto, ha continuado enfureciéndose contra la naturaleza humana con un odio tan grande. Adán y Eva se sintieron animados por esta promesa. De todo corazón se aferraron a la esperanza de su restauración; y llenos de fe vieron que Dios se preocupaba por su salvación, y la Simiente masculina de la mujer postraría a este enemigo. El orden de las palabras en esta oración es muy contundente. Dios dijo que su Simiente, Isaías (7:14) arrojó algo de luz sobre esto cuando dijo que una virgen daría a luz, porque en ese momento ya estaba seguro que esta Simiente no nacería como resultado de la unión de un hombre y una mujer. Luego, en el Nuevo Testamento, el ángel lo explica más claramente (Lucas 1:35).

3. La primera profecía de la venida del Mesías. Por cuando era imposible que el hombre se restaurara a sí mismo a Dios, Dios «le ayudó, a uno que era poderoso», a uno que, siendo Dios y hombre en una sola persona, era capaz de realizar para los hombres todo lo que sus necesidades requerían. Como hombre, podía expiar el pecado; y como Dios, podía hacer que esa expiación estuviera disponible para todos los que confiaran en él. El enemigo no habría sido conquistado con justicia si no hubiera sido un hombre hecho de mujer quien lo hubiera conquistado. Porque fue por medio de una mujer que tuvo poder sobre el hombre desde el principio, poniéndose en oposición al hombre. A causa de esto, el Señor también se declara a sí mismo como el Hijo del Hombre, renovando en sí mismo a ese hombre primigenio de quien comenzó la formación del hombre por la mujer, que como nuestra raza descendió a la muerte por un hombre que venció, y como la muerte ganó la palma de la victoria sobre nosotros por un hombre, para que por un hombre pudiéramos recibir la palma de la victoria sobre la muerte. Cristo frustró las tentaciones de Satanás, rescató almas de sus manos. Dios no nos ha abandonado, no sólo nos da la esperanza, sino también la victoria. En el antagonismo entre Jesús, como la semilla específica y culminante de la mujer, y el mismo Satanás, que el resultado sería el magullamiento de Jesús, pero también el aplastamiento de Satanás y su poder.

a. Su encarnación de la simiente de la mujer. Nuestro pasaje proporciona esta reflexión madura que señala a Cristo como el vindicador de la mujer (Romanos 16.20, Gálatas 4:4) Pablo identificó a Cristo como la «descendencia» que en última instancia se pretendía en la bendición promisoria a Abraham (Gálatas 3:16), y la descendencia creyente de Abraham incluye a la iglesia (Romanos 4:13, 16-18; Ga 3, 8). Dios quería hacer que todas las mujeres fueran sospechosas para Satanás; por otro lado, quería dejar a los piadosos con una esperanza muy cierta para que pudieran esperar esta salvación de todos los que se dieron a luz, hasta que viniera el verdadero. A través del Bautismo al creer en Cristo Jesús somos restaurados a una vida de esperanza, o más bien a una esperanza de vida. Los que creemos en Cristo tenemos la esperanza de que en el Día Postrero seremos revividos para la vida eterna. Esta declaración incluye la redención de la Ley, del pecado y de la muerte; y señala la clara esperanza de resurrección y de renovación en la otra vida después de esta vida.

b. Sus sufrimientos y muerte en su naturaleza humana. Los sufrimientos del Mesías proveerían el final golpe a la serpiente y dando a nosotros salvación. Si la cabeza de la serpiente ha de ser aplastada, la muerte ciertamente debe ser eliminada. Si se elimina la muerte, también se elimina lo que merecía la muerte, es decir, el pecado. Si el pecado es abolido, entonces también la Ley. Y no sólo esto, sino que al mismo tiempo se renueva la obediencia que se perdió. Debido a que todos estos beneficios son prometidos a través de esta Simiente, es muy claro que después de la Caída nuestra naturaleza humana no podría, por sus propias fuerzas, eliminar el pecado, escapar de los castigos del pecado y la muerte, o recuperar la obediencia perdida. Estas acciones exigen un mayor poder y una fuerza mayor que la que poseen los seres humanos.

c. Su victoria sobre Satanás. Aquí se hace una promesa misericordiosa de Cristo como el libertador del hombre caído del poder de Satanás. Satanás había pisoteado a la mujer y la había insultado; pero la simiente de la mujer debía ser levantada en la plenitud de los tiempos para vengar su disputa, y para pisotearlo, para despojarlo, para llevarlo cautivo y para triunfar sobre él (Colosenses 2:15). El Hijo de Dios tuvo que convertirse en un sacrificio para lograr estas cosas por nosotros, para quitar el pecado, para cargar la muerte, y para restaurar la obediencia perdida. Estos tesoros los poseemos en Cristo, pero en esperanza. De esta manera, Adán, Eva y todos los que creen hasta el Día Postrero viven y conquistan por esa esperanza. Miremos a Adán y Eva llenos de pecado y muerte. Y, sin embargo, debido a que oyen la promesa concerniente a la Simiente que aplastará la cabeza de la serpiente, tienen la misma esperanza que nosotros, es decir, que la muerte será quitada, que el pecado será abolido, y que la justicia, la vida, la paz, etc., serán restauradas. Encontramos a Adán y Eva restaurados, no ciertamente a la vida que habían perdido, sino a la esperanza de esa vida. En esta esperanza viven y mueren nuestros primeros padres, y por esta esperanza son verdaderamente santos y justos. También nosotros vivimos en la misma esperanza. Y a causa de Cristo, cuando morimos, mantenemos esta esperanza, que la Palabra pone delante de nosotros al dirigirnos a poner nuestra confianza en los méritos de Cristo. Es en vano anhelar tal perfección en esta vida que lleguemos a ser totalmente justos, que amemos a Dios perfectamente, y que amemos a nuestro prójimo como nos amamos a nosotros mismos. Avanzamos un poco; pero el pecado, que guerrea en nuestros miembros (Romanos 7:23) y está presente en todas partes, corrompe u obstruye por completo esta obediencia. Pero un día por medio de la gracia de Dios y la salvación en Cristo podremos disfrutar en perfección delante de la presencia de nuestro Dios de esta esperanza vida eterna.

Conclusión.

Dios dicta sentencia; y comienza donde empezó el pecado, con la serpiente. El fruto de esta enemistad es que haya una guerra continua entre la gracia y la corrupción en los corazones del pueblo de Dios. Se hace una promesa bondadosa sobre Cristo, como el libertador del hombre caído del poder de Satanás. Esta era la aurora del día del evangelio: tan pronto como fue hecha la herida se proveyó y reveló el remedio. Esta bondadosa revelación de un Salvador llegó sin que la pidieran ni la buscaran. Sin una revelación de misericordia, que da esperanzas de perdón, el pecador convicto se hundiría en la desesperación y se endurecería. Por fe en esta promesa fueron justificados y salvados nuestros primeros padres, y los patriarcas anteriores al diluvio.

Si Dios, sin que se lo pidieran, concedió al Salvador mismo a estos ofensores impenitentes, ¿negará la salvación a cualquier penitente que lo invoque? Que ningún pecador en el universo se desanime, sino que cada uno vea en esta profecía cuán abundante e inconcebible es la gracia de Dios. La dispensación de conciencia se basó en la limitada experiencia de Adán con el bien y el mal. Debería haber recordado los resultados positivos de la obediencia y las consecuencias desastrosas de la desobediencia. Dios maldijo a todos los animales y a toda la creación a causa de la Caída (Romanos 8:20), pero Él hizo a la serpiente el más despreciable de todos los animales por su parte en la Caída. Las palabras de bendición y maldición de Dios son muy poderosas. Ellos determinan nuestras vidas. Así que consideremos la palabra que Dios nos ha permitido aquí y llenemos nuestros días con sus promesa y gran salvación que nos ha prodigado por medio de la vida, muerte, y resurrección de Cristo Jesús, Señor y Salvador nuestro.

Oremos.

10 de diciembre del 2023, Acatic, Jalisco, México.

Primera Iglesia Bautista Dios Con Nosotros

Ibrahim Mauricio Mateo Cruz

Se un siervo que vive su llamado.

Salmo 138.

¿Qué hará nos presentemos a la adoración pública de Dios? El Salmo 138 aborda el tema de los motivos en la adoración. Para el salmista, la adoración comienza con el carácter de Dios. Dios debe ser adorado debido a Su Palabra (Él se revela a Sí mismo) y Su obra (Él actúa a nuestro favor).  El Salmo 138 es un poema que enuncia y manifiesta una actitud de confianza plena en Dios. Tiene regocijo pleno en Dios, y el efecto de este espíritu se ve a lo largo del salmo. David conocía la voluntad de Dios, oró por la ayuda de Dios (v. 3), confió en Dios para la victoria (vv. 7-8) y derrotó al adversario. El salmo nos ayuda a entender lo que sucede cuando Dios contesta la oración, y nos habla también de la bondad de Dios. Hay muy pocos salmos en los que se conjuga tanto en un lapso muy pequeño como en este. El escritor, en muy pocas pinceladas, resalta los rasgos del carácter de Dios que lo hacen digno de nuestra más profunda reverencia, de nuestra más plena confianza, de nuestra más agradecida alabanza.

 Nos recuerda al principio que la adoración implica acción de gracias. David agradeció al Señor por Su amor leal y fidelidad al contestar su oración. Esperaba que todos reconocieran la bondad de Dios y experimentaran su liberación. El himno de este poeta surgió de un corazón agradecido. El Señor es alabado por su misericordia (jésed; Salmo 5:7–12) y verdad (Salmo 138:2). Dios había respondido a la oración del poeta y lo había fortalecido (v. 3). El salmista tenía plena confianza en que el Señor completaría Su obra en él (Filipenses 1:6). El salmo expresa la gratitud del poeta por la promesa divina (2), su misericordia (3a), su poder (3b), su protección (7) y su persistencia (8). Estos salmos 137 y 138 han sido colocados juntos para hacer este contraste y para enseñar que aunque hay un tiempo para el silencio (Mateo 7:6), también hay un tiempo para la confesión audaz. Debemos ser valientes para alabar a Dios cuando otros no lo alaban.

I. La misericordia manifestada (vv. 1–3). Valientes por el Señor. David prometió alabar al Señor de todo corazón delante de los dioses y adorarlo en el templo por su misericordia (amor leal), fidelidad (108:4; 115:1; 117:2), nombre y palabra. La palabra “dioses” puede referirse a los ídolos paganos, David alababa al Dios verdadero a pesar de la supuesta presencia de los mismos. Porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas es una traducción “Tú has engrandecido sobre tu nombre y tu palabra”. La asociación de la Palabra de Dios con su nombre es uno de los más elevados tributos que puede ofrecérsele (3; Efesios 3:16). Dios contestó la oración y esto glorificó Su nombre. El adorador canta sus salmos como expresión sincera de gratitud a Dios, en ese contexto de gratitud y reconocimiento, el poeta identifica las cualidades divinas que le inspiran y motivan: La misericordia y la fidelidad de Dios.

1. Gratitud (v.1). El versículo enseñaría que debemos alabar y exaltar al Señor delante de aquellos que también son nuestros semejantes para que ellos también aprendan a alabar a Dios. El espíritu de alabanza es incontenible. Alabar con todo el corazón es alabar sin engaño. En unidad, entereza y sinceridad en el culto. Aprender plenamente lo que Dios quiere enseñar con una sola bendición y, dejando que la confianza se mezcle con la acción de gracias.

2. Veracidad (v. 2). ¿Por qué está David alabando a Dios en estos versículos? La respuesta es el pacto de amor (hesed) y la fidelidad de Dios (v. 2). Hoy en día las personas atacan el pacto de amor de Dios porque quieren sustituirlo por una religión de sus propias obras, se reconozca su propio mérito, sus propias percepciones o corazonadas. Satanás ataco la bondad de Dios y su palabra al tentar a Cristo en el desierto. En cuanto a La Palabra y el Nombre de Dios tienen mucho en común. Ninguno de los dos agota nunca la paciencia ni el amor de quienes los estudian. Y ambos tienen una frescura perpetua. El Nombre de Dios significa todas las manifestaciones de Dios a través de sus obras, ya sea en la creación o en la providencia. La Palabra tiene un triple significado: Las Escrituras, la comunicación espiritual de Dios al corazón de sus siervos, y la revelación de Dios de sí mismo en Cristo a través de las Escrituras, el Espíritu y a través de su Hijo Cristo nuestro Señor.

Dios ha magnificado su Palabra y su Nombre. Su Palabra declara verdades más elevadas que las que sus obras pueden llegar a alcanzar, y logra mucho más para los intereses más elevados del hombre que sus obras (Salmo 19). La difusión del conocimiento de su Palabra es, por lo tanto, nuestro mayor interés y deber, ya que ella y sólo ella puede satisfacer la necesidad universal, más grande y constante del hombre. La Palabra de Dios permanece inmutable, mientras que parte de su obra altera y pasa por muchas de ellas. La promesa de la Palabra de Dios es más grande que cualquier cosa que él haya hecho. El salmista declarará la razón de su alabanza que es la misericordia del Señor y Su verdad. En cuanto a la fidelidad del Señor a su Palabra, lo que prometió, lo cumplió, de una manera tan enfática y extraordinaria. Además el Nombre de Dios es la base de nuestras expectativas, pero a medida que seguimos caminado con Dios reconocemos que Dios mismo va más allá de las expectativas. Él hace por nosotros más de lo que podemos pedir o pensar. No puede haber vida religiosa sin expresión externa, ni misión sin alabanza. La alabanza es testimonio, y el más persuasivo de los testimonios de su bondad amorosa y fidelidad.

3. Ánimo (v. 3). Dios contesta de muchas maneras; aquí Dios no sólo lo liberó sino también renovó sus fuerzas interiores, la respuesta llegó de inmediato. La respuesta no cambió sus condiciones. La respuesta fue un fortalecimiento interior divino e implicaba el dominio de las circunstancias por parte del alma fortalecida. Exteriormente, un hombre puede ser zarandeado, desgastado, cansado, herido, casi quebrantado; sin embargo, interiormente puede ser guardado en perfecta paz; puede ser fuerte en el Señor, y en el poder de su fuerza.

II. La oración contestada como testimonio a los perdidos (vv. 4–6). Alabanza por el gobierno soberano de Dios. La fidelidad probada. Imaginemos un servicio de adoración en el que toda la congregación está compuesta por los principales líderes de todos los gobiernos del mundo. Esto se describe en el Salmo 138. ¿Cómo se enterarían los gobernantes del mundo acerca de Dios en primer lugar? Israel y sus reyes tenían la responsabilidad de actuar como un faro de justicia y esperanza para las naciones paganas del mundo. Los cristianos de hoy tienen la responsabilidad de iluminar el camino hacia Dios viviendo vidas centradas en Cristo y proclamando las buenas nuevas acerca de Jesús (Mateo 5:14-16; 28:19-20). La esperanza mesiánica de Israel es su única esperanza y la única esperanza del mundo.

1. Reconocimiento (v. 4). En la segunda sección del salmo, el poeta mueve el tema de las gratitudes y las alabanzas a la dimensión nacional e internacional. Alaban al Señor todos los reyes de la tierra, pues han escuchado los dichos, las enseñanzas, las órdenes, los mandamientos y las leyes de Dios. El salmista nos muestra su visión escatológica. A medida que se sometan a Yahvé y a sus palabras, también sus reinos se unirán. Los salmos a menudo demuestran una gran visión misionera; el motivo principal es que todos en el mundo alaben a Dios. Para eso necesitan escuchar su Palabra, que es el gran desafío del NT también, y en nuestro tiempo. El salmo está reconociendo la necesidad de que el pueblo de Dios sea misionero. El escritor está haciendo una confesión audaz del amor y la fidelidad de Dios, pero es lo que hace que el salmo sea especialmente relevante para nosotros y nuestro tiempo: Nuestra gran comisión es dar a conocer a Dios y su evangelio (Mateo 28:19-20).

2. Excelencia (v. 5). Los reyes no solo alabarán a Dios por Su Palabra, sino que también cantarán los caminos del Señor. La razón de esto es que la gloria del Señor es grande. Se destacan dos enseñanzas. No sólo deben conocer los hechos de Dios sino también sus caminos, la manera en que actúa. La gloria de Dios en sí hace surgir alabanza.

3. Compasión (v. 6). El salmista no deja de maravillarse por la grandeza de Dios; Y se maravilla aún más cuando reconoce que a pesar de su grandeza y gloria mira al humilde. Aquí está la universalidad de nuestro Dios. Es lo suficientemente grande para los reyes y lo suficientemente humilde para los pobres y humillados (Isaías 40:10-11). Dios está al tanto de todo lo que sucede en los asuntos humanos. El conocimiento del Señor debe hacernos sentir agradecidos, confiados y preocupados por los demás. La humildad es una cualidad noble. El hombre humilde «no se basta a sí mismo»; «Su suficiencia es de Dios». La soberbia es el obstáculo insuperable que bloquea el camino hacia el favor de Dios: la humildad de corazón es la puerta misma de su reino. Cuando tenemos una visión humilde, nos vemos a nosotros mismos tal como somos. El corazón humilde está abierto y receptivo. Es la condición necesaria para recibir a Jesucristo como nuestro Salvador (Mateo 11:29; Filipenses 2:7-9).

III. La liberación divina (vv. 7, 8). Confianza del humilde. La intervención salvadora de Dios tiene una finalidad específica y concreta: Cumplir el propósito divino en su vida. Para el poeta, la voluntad divina se cumplirá pues Dios es grande, poderoso y excelso, y su misericordia es eterna.

Dios mira a los humildes, les presta atención y considera con favor (11:4; 113:5-9; Isaías 57:15 y 66:2; Lucas 1:47-55). La prueba definitiva de esto es la encarnación de Jesucristo, porque Él se hizo pobre para que pudiéramos ser ricos (2 Corintios 8:9) y se hizo siervo para que fuésemos libres (Filipenses 2:1-12). Él fue humilde en Su vida y también en Su muerte, porque Aquel que es perfecto fue tratado como un criminal y clavado en una cruz, y en esa cruz, Él se hizo pecado por nosotros (2 Corintios 5:21). En Su pacto con David (2 Samuel 7), Dios reveló que Él tenía un gran propósito que cumplir a través de la vida de David, y que no permitiría que el enemigo frustrara ese propósito. Esto es cierto para los creyentes de hoy (Filipenses 1:6 y 2:13; Efesios 2:10 y 3:20; Colosenses 1:29), y Él no nos abandonará. Una de las características más importantes del ministerio del Señor Jesús fue el rechazo claro y directo a la gente altiva, para apoyar y afirmar de forma pública a las personas humildes y necesitadas de la comunidad.

1. Cuidado (v. 7). Sabe que Dios preserva su vida, que lo salva por el poder de su fuerte diestra. Nuestra seguridad descansa en el amor eterno de Dios. Sabemos que solo somos pecadores débiles y culpables, salvados por la gracia. Nuestra confianza no está en nosotros mismos; Está en Aquel que nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros. Por tanto es posible seguir adelante sin miedo, sin angustia, sin temor a los enemigos, o del fracaso personal, porque Dios no lo permitirá, porque el Señor perfeccionará (Romanos 8:28-30).

2. Protección (v. 7). Su gracia liberadora. Dios a menudo, interviene a favor de sus hijos. La mano derecha de su poder y de su justicia, se impone sobre el enemigo para someterlo, o sobre los acontecimientos para deshacerlos, sobre las circunstancias para redimirlas y restaurarlas. Pero debemos pedir con reverencia, y con espíritu de obediencia, dispuestos a descubrir que Él no quitará la cruz, sino que nos dará fuerzas para llevarla. Caminar en problemas es una experiencia muy deprimente, pero muchas veces nos hace clamar por el reavivamiento Divino. La esperanza del siervo está en el aliento del alma de Dios, en el avivamiento interior de Dios, en la protección de Dios de la desesperación, y en el refrescamiento de la confianza y la esperanza.

3. Confianza (v.8) Todos soñamos y hacemos planes para el futuro. Trabajamos arduamente para ver que esos sueños y planes se vuelvan realidad. Pero para hacer lo mejor de esta vida, debemos incluir los planes de Dios en los nuestros. Solo Él sabe lo mejor para nosotros. Solo Dios puede cumplir su propósito en nosotros. Cuando hagamos planes y soñemos, hablemos con Dios acerca de ellos (v. 8; 57,2). Dios comienza su obra en la vida de su siervo y la continúa hasta que está absoluta y completamente acabada, sin duda el Señor cumplirá su propósito.

¿Qué debería atraernos a la adoración pública?, ¿a vivir nuestro ministerio plenamente? La respuesta es clara. Dios es Dios. Él guarda Su pacto. Su Palabra se magnifica a medida que responde a nuestras oraciones. Todas las naciones lo adorarán. Él obra a nuestro favor. Él nos libera de nuestros enemigos y completa Su obra en nosotros (Filipenses 1:6). Aquí hay suficiente respuesta a la pregunta: ¿Por qué adorar? La continuidad y plenitud de su obra en nosotros es porque Somos hechura de Dios (Efesios 2:10; 1 Corintios 3:9; 2 Corintios 5:5). Dios no abandonará la obra de sus propias manos. Su interés en nosotros, su bondad hacia nosotros, no disminuirá a medida que vivamos nuestra vida en él y ante él. Él nos está capacitando, no sólo por abundantes privilegios y sabia disciplina, sino por las influencias misericordiosas de su Espíritu Santo. Dios siempre tiene un propósito. Su propósito se mantiene siempre a la vista. El propósito de Dios nunca se frustra.

Fijemos nuestra vida en el orador. ¿Qué quieres decir: ‘El Señor perfeccionará lo que me concierne’? todo lo que me concierne, el Señor lo verá y lo llevará a un resultado perfecto, ya sea lo que tenga que ver con mis circunstancias externas, mi posición ante sus ojos, la condición de mi alma. Pero, ¿cómo sabes todo esto? «sé que el Señor ha comenzado su obra en mí; me ha dado nuevos gustos, disposiciones y deseos; «¿Pero no tienes miedo?» Dios hará por nosotros con este fin lo que nosotros no podemos hacer por nosotros mismos. Dios hará por nosotros lo que no estamos dispuestos a hacer por nosotros mismos. Una gran parte de nuestro peligro proviene más de la falta de voluntad que de la falta de fuerza. «Él produce en nosotros el querer y el hacer» por su propia voluntad soberana.

Fijémonos en la roca sobre la que descansa: Es la misericordia eterna del Señor en la que se detiene por medio de la fe y la oración continuas. En la convicción del salmista, ya que palabras como estas se dicen solo en los momentos más fuertes y grandiosos de la vida de un siervo que confía en su Señor. Tratemos de aprender su secreto. ¿Por qué no habríamos de tener la misma confianza? todo sería a través de una simple y absoluta confianza en él, a través de nada de nosotros mismos, sino de todo él. El gozo del Señor sería nuestra fortaleza. Es sólo cuando confiamos en el Señor que prestamos servicio eficaz y nos convertimos en canales de bendición para otros. Los fundamentos de esta gloriosa convicción es la misericordia duradera e inmutable de Dios. Dios no abandonará la obra de sus propias manos. El escultor puede dejar su estatua inacabada, el artista su cuadro y el poeta su epopeya; pero Dios el Eterno no abandonará la obra de sus manos.

Conclusión.

Dios es el único que puede enfocar todos nuestros dones, talentos, oportunidades y energías en una sola dirección (bajo su voluntad). Caminemos de una forma que sea digna de nuestro llamado.

  • Si nuestro llamado proviene de Dios, debemos caminar como sus siervos porque él nos llamó.
  • Si Dios nos hizo un llamado soberano, entonces no deberíamos cuestionar sus decisiones.
  • Si nuestro llamado es un llamado santo, entonces deberíamos caminar de manera consagrada, a la altura de esa santidad.

Tal vez lleguemos a pensar que los problemas nos dan una excusa para dejar de vivir para el Señor. Así que recobremos el ánimo, y seamos diligentes para afirmar el llamamiento y la elección que Dios nos ha asignado.

Oremos.

20 de noviembre del 2023, Adolfo López Mateos, Tamaulipas.

Campamento ARBJ Llamados a Servir.

Ibrahim Mauricio Mateo Cruz.

La fe genuina es una fe que obra.

Santiago, capítulo 1 al 5.

Los cristianos hacen afirmaciones acerca de su fe al mundo, pero a menudo llegan a contradecirlas con su conducta. Poseyendo la respuesta correcta, contradicen el evangelio con su vida. Santiago encara ese conflicto, no es suficiente hablar de la fe cristiana, sino que hay que vivirla (2.14). La fe genuina producirá inevitablemente buenas obras. Santiago nos da prácticos consejos sobre la relación entre fe y conducta (2.14–16). El escritor de esta carta es Santiago el hermano de Jesús, escrita antes del año 50 d.C. Después del martirio de Esteban (Hechos 7.55–8.3), aumentó la persecución y los cristianos de Jerusalén fueron esparcidos por todo el mundo romano. Santiago les escribió como un líder interesado en el bienestar de ellos a fin de animarlos en la fe durante ese período difícil. Esta carta nos recuerda que la fe genuina transforma vidas. Se nos anima a poner la fe en acciónla fe verdadera producirá obras de amor para los demás. Santiago se apoyaba en las enseñanzas de Jesús, y nos escribe con tres propósitos principales: Animar en medio de aflicción. Corregir errores que se encontraban entre ellos. Enseñarles cómo vivir en un tiempo de desánimo y aflicción. La fe que él quiere ver es una fe viva, que se manifiesta en obras. Una fe viva siempre produce fruto, aún en medio de la aflicción, persecución, enfermedad o prueba.

1. Religión genuina (1.1-27) Vv. 1-11. El cristianismo nos enseña a estar gozosos en tribulaciones. En tiempos de prueba preocupémonos que la paciencia actúe en nosotros, y no solo la pasión. No solo debemos orar pidiendo que la aflicción sea eliminada, y pidiendo sabiduría para usarla correctamente. ¿Y quién no quiere sabiduría para que lo guíe en las pruebas? el que es rico se regocije en la gracia de Dios que lo mantiene humilde; y en las pruebas y ejercicios que le enseñan a buscar la dicha en Dios y no en los placeres perecederos.

a. Una fe viva soporta la tribulación v.2–12. Permanezcan firmes con confianza. Firmes y adelante debe ser su lema. ¿Cómo puede lograrse tal vitalidad? El cristiano debe permanecer firme al buscar, percibir, y practicar la palabra de Dios. Las pruebas de afuera y las tentaciones de adentro no pueden derrotar a alguien que permanece firme en la verdad que viene de arriba. Adoptemos una posición confiada (Santiago 1.2Mateo 5.1012). Los tiempos difíciles pueden enseñarnos paciencia (Romanos 2.7; 5.3–5; 8.24, 25; 2 Corintios 6.3–7; 2 Pedro 1.2–9). Dios no lo dejará solo con sus problemas; permanecerá cerca de usted y le ayudará a crecer. Pídale a Dios y Él le responderá (Santiago 1.5; 5.15; Mateo 7.7–12). Santiago no solo habla acerca del conocimiento, sino de la capacidad de tomar decisiones sabias en circunstancias difíciles. Sabiduría significa discernimiento práctico. La sabiduría empieza con respeto a Dios, conduce a una vida recta y resulta en una capacidad creciente para distinguir lo correcto de lo erróneo.

b. Una fe viva vence la tentación 1:13–27. Cuídese de su enojo… puede ser peligroso. Santiago 1.20; Mateo 5.22. Este versículo se refiere al enojo que surge cuando se siente herido el ego: Me siento herido, No se oyen mis opiniones. Cuando hay injusticia y pecado, debemos enojarnos porque otros son heridos. Pero no debemos enojarnos cuando no ganamos una discusión o cuando sentimos que fuimos ofendidos o que no se nos tomó en cuenta. El enojo egoísta nunca ha ayudado a nadie.

2. Fe genuina (2.13.12) Los que profesan fe no deben hacer acepción de personas por las solas circunstancias y apariencias externas. El estado humilde es más favorable para la paz interior y el crecimiento en la santidad. Dios daría riquezas y honra de este mundo a todos los creyentes si les hicieran bien, considerando que Él los ha escogido para que sean ricos en fe y los ha hecho herederos de su reino, que prometió conceder a todos los que le aman. No hay manera de mostrar que creemos realmente en Cristo, sino siendo diligentes en buenas obras por motivo del evangelio y para propósitos del evangelio. La fe es la raíz, las buenas obras son los frutos y debemos ocuparnos de tener ambas. Nadie puede domar la lengua sin la asistencia y la gracia de Dios. La religión verdadera no admite contradicciones: El lenguaje piadoso y edificante es el producto genuino de un corazón santificado; y nadie que entienda el cristianismo espera oír maldiciones, mentiras, jactancias e improperios de la boca del creyente. 

a. La fe viva no hace acepción de personas (2:1–13). Santiago nos dice sirvan con compasión. Santiago acaba de aclarar que la verdadera religión encuentra expresión en el servicio, un servicio que exige que el creyente aprenda a aceptar a otros sin prejuicios y a ayudar a otros sin presunción. El servicio debe ser compasivo (Santiago 2.13; Mateo 5.7; 6.14), la fe viva produce obras (2:14–26). La verdadera fe transforma nuestra conducta y nuestros pensamientos. Si nuestra vida no cambia, en realidad no creemos las verdades que decimos creer.

b. La fe viva controla la lengua (3:1–12). Hablen con cuidado. Otro indicador de la madurez espiritual es el hablar del creyente. Santiago exhortó a sus lectores pidiéndoles no sólo lenguas controladas (3:1–12), sino también pensamientos controlados (3:13–18). Después de todo, la boca está conectada con la mente. El hablar atractivo demanda una fuente sabia. Se necesitan, tanto el hablar controlado, como el pensamiento cultivado. Tener un vocabulario cuidadoso. Lo que el cristiano dice (Santiago 3.1718Mateo 5.9)La sabiduría verdadera puede medirse por la profundidad del carácter de una persona. La necedad conduce al desorden, pero la sabiduría conduce a la paz y a la bondad (Mateo 5.9).

3. Sabiduría genuina (3.135.20)La sabiduría verdadera puede conocerse por la mansedumbre del espíritu y del temperamento. Los que viven en maldad, envidia y contención, viven en confusión; mientras que la sabiduría celestial, descrita por el apóstol Santiago, es cercana al amor. Nuestros labios deben estar gobernados por la ley de la bondad, la verdad y la justicia. Siempre tenemos que depender de la voluntad de Dios. Todo lo que pensemos y todo lo que hagamos debe depender con sumisión de Dios. 

a. La fe viva produce paz (3:13–5:6)Sométanse con arrepentimiento. Las guerras, pleitos, pasiones, codicia, envidia, soberbia, y pecado, son palabras que manchan esta porción de la carta de Santiago. Dio instrucciones claras acerca de cómo calmar las tormentas que resultan en detrimento del crecimiento y la madurez espiritual. El creyente debe convertir el odio en humildad, el juicio en justicia, y la soberbia en fe. Debe haber sumisión contrita. Lo que el cristiano siente. Usted no puede servir a Dios y al dinero, a los placeres o a la maldad. La amistad con el mundo es aborrecimiento a Dios (Santiago 4.4; Mateo 6.24). Tener amistad con el mundo implica buscar placer a expensas de los demás o a expensas de obedecer a Dios. El placer que impide que agrademos a Dios es pecado; el placer que procede de la abundante generosidad de Dios es bueno (Proverbios 16.18, 19; 1 Pedro 5.5, 6). El orgullo nos hace egocéntricos y nos lleva a pensar que tenemos derecho a todo lo que podemos ver, tocar o imaginar. Crea apetitos codiciosos de obtener más de lo que necesitamos. Podemos ser librados de nuestros deseos egocéntricos al humillarnos delante de Dios, tomando conciencia de que lo único que necesitamos es su aprobaciónCuando nos humillamos y reconocemos nuestra necesidad de Dios, Él vendrá y nos levantará (Santiago 4.10Mateo 5.34)

¿Cómo puede acercarse a Dios?: (1) Sométanse a Dios (4.7). Ríndase a su autoridad y voluntad, y entregue su vida a Él y a su control, y esté deseoso de seguirlo. (2) Resista al diablo (4.7). No permita que Satanás lo seduzca y tiente. (3) Limpiad las manos… purificad vuestros corazones (es decir, lleve una vida pura) (4.8). Límpiese del pecado; sustituya sus deseos de pecar por los deseos de experimentar la pureza de Dios. (4) Afligíos, y lamentad, y llorad con sincero pesar por sus pecados (4.9). No tenga temor de expresar profunda tristeza de corazón por lo que usted ha hecho. (5) Humillaos delante del Señor, y Él lo pondrá en alto (4.10; 1 Pedro 5.6). Humillarnos significa reconocer que nuestro valor viene solo de Dios. Ser humilde implica el actuar con su poder de acuerdo con su guía, no con nuestros propios esfuerzos. Aunque no merecemos su favor, Él nos ama y nos da valor y dignidad a pesar de nuestros defectos humanos. No critique ni hable mal de los demás. Eso va en contra del mandato de Dios de amarnos unos a otros (Santiago 4.11Mateo 7.12). Examine su actitud y conducta hacia los demás. ¿Edifica usted a la gente o la acongoja? Cuando esté a punto de criticar a alguien, recuerde la ley de amor de Dios y diga algo bueno en cambio. Decir algo beneficioso a otros lo curará de su tendencia de hallar faltas en los demás y aumentará su capacidad de obedecer la ley de Dios.

b. Exhortaciones a la luz de su aflicción (5:7–20). Los comentarios finales de Santiago se centran en el compartir—compartir las posesiones de uno, compartir con paciencia y compartir en oración. La espiritualidad consiste en compartir, no en acumular posesiones. Finalmente, para todos los creyentes, ya sea que estuvieran bendecidos, cargados, o descarriados, Santiago les instó a que practicaran la alabanza, la oración y la persuasión. Como los tesoros en la tierra solo se corroen y desaparecen, debemos acumular tesoros eternos en el cielo (Santiago 5.2Mateo 6.19)Santiago declara la falta de valor de las riquezas, no la falta de valor del rico. El dinero de hoy no tendrá valor cuando Cristo vuelva; por lo tanto, es bueno emplear nuestro tiempo en acumular tesoros que serán valiosos en el reino eterno de Dios. Es el amor al dinero el que conduce a lo malo (1 Timoteo 6.10) y origina que algunos opriman a otros para quedarse con más. Esa es una advertencia a todos los cristianos que son tentados a adoptar normas mundanas antes que las normas de Dios (Romanos 12.1, 2) como también es un estímulo para todos los que están oprimidos por los ricos. 

i. LA EXHORTACIÓN A LA PACIENCIA 5:7–11, deben esperar con paciencia y fe la venida del Señor. El creyente ha estado luchando, con la esperanza de sobrevivir por sus propios esfuerzos. Han probado todo con el fin de mejorar su situación y satisfacer sus necesidades. En vez de buscar la manera de escaparse de la aflicción, ellos deben aprender a poner la mirada en el plan de Dios para ellos y su clímax cuando El venga.

ii. LA EXHORTACIÓN EN CONTRA DE LOS VOTOS 5:12, la exhortación a no jurar es principalmente una llamada a establecer la fama de decir la verdad. Sea sincero en lo que dice de modo que pueda decir un simple no o sí y que siempre se le crea (Santiago 5.12; Mateo 5.33–37). Es mejor establecer la fama de decir la verdad siempre. Así no será necesario jurar. Al evitar mentiras, medias verdades y omisiones de la verdad, a usted lo llegarán a conocer como una persona confiable.

iii. LA EXHORTACIÓN AL APOYO MUTUO 5:13–20. La tercera exhortación es que dejen de ver por ellos mismos y ayuden a los demás por medio de la oración y apoyo mutuo. A través de este pasaje se observa que los hermanos del primer siglo, en muchos sentidos semejantes a nosotros, no ponían en práctica las implicaciones lógicas de la fe. Al sufrir, pusieron la atención en ellos mismos y cómo escaparse, en vez de idear cómo ayudar a los demás y edificarse hacia la perfección. Debemos evaluar nuestra vida y pedirle a Dios que nos ayude a fijarnos en Él y en su plan para nuestra vida.

iv. LA EXHORTACIÓN A LA ORACIÓN 5:13–20. La última exhortación al pueblo de Dios en medio del sufrimiento, es que oren y que se apoyen mutuamente. Cuando estén afligidos, en vez de quejarse, deben orar. Cuando estén contentos, en vez de jactarse, deben alabar a Dios (5:13). En realidad, toda la conclusión del libro pone el énfasis en la importancia de la ayuda mutua, en vez de la crítica y la queja. Lo más fácil es atacar al otro, pero deben ayudarlo. La oración de ellos a favor de tal persona y la unción con aceite servirán para animarle y restaurarle (5:14–16). El ungir con aceite era una costumbre judaica. Era un símbolo de la identificación con el otro para compartir con él la pena. El significado es semejante a la imposición de las manos. En el acto de la ordenación se imponen las manos como un testimonio de nuestra identificación con el ministerio del que se está ordenando. En el caso de la unción del afligido, de esta manera se puede entrar en el sufrimiento del otro.

Conclusión.

Las personas que le están dando la espalda a Dios y a su Palabra probablemente querrán hacer lo mismo con los mensajeros de Dios. Pero los cristianos maduros han aprendido a decir: “Soy yoguarda de mi hermano”. Desde luego, la búsqueda de los cristianos extraviados no está reservada sólo para los lideres de la iglesia. Cada cristiano tiene oportunidades de hablar las palabras de juicio y amor de Dios para tratar de hacer volver a alguien a la fe. Hay una emoción única cuando se usan la ley y el evangelio para hacer volver al pecador a su sano juicio. La sangre de Jesús no tiene límites en su capacidad para lavar del alma de los hijos de Dios hasta la mancha del pecado más terrible. Con esta última breve exhortación termina la carta de Santiago. Es una conclusión apropiada para un libro dedicado a proclamar la fe real para una vida real. Ojalá que estos cinco capítulos nos estimulen a caminar con nuestro Señor en forma más productiva y plena, y que encontremos mucha alegría sirviéndolo.

El libro de Santiago pone de relieve la fe en acción. La forma correcta de vivir es la evidencia y el resultado de la fe. La iglesia debe servir con compasión, hablar con amor y sinceridad, vivir en obediencia a los mandatos de Dios y amarse los unos a los otros. El cuerpo de creyentes debe ser un ejemplo del cielo en la tierra, y conducir a las personas a Cristo mediante el amor a Dios y el amor de los unos a los otros. Si en realidad creemos en la Palabra de Dios, la viviremos día a día. La Palabra de Dios no es sencillamente algo que leemos o algo en lo que pensamos, sino algo que hacemos. Todo lo que creemos, nuestra fe y nuestra confianza, debe tener pies y manos, es decir los nuestros. Oremos para ser una Iglesia que muestre su fe y sus obras y que vean en nosotros el dulce carácter de nuestro maestro. Que sea nuestra oración diaria. 

OREMOS.

5 de noviembre del 2023, Acatic, Jalisco, Mexico

Primera Iglesia Bautista Dios Con Nosotros

Ibrahim Mauricio Mateo Cruz

Resolución de problemas: Buscando su solución.

El primer paso para superar los problemas, ya sean físicos, emocionales o espirituales, es admitir que lo necesitas y deseas un cambio. Jesús le hizo una pregunta muy importante al hombre que había estado acostado junto al estanque de Betesda durante treinta y ocho años: «¿Quieres ser sanado?» (Juan 5:1-15). En otras palabras, ¿te preocupas lo suficiente por tu problema como para hacer algo al respecto, incluso si requiere alguna acción, esfuerzo, sacrificio o incluso sufrimiento?

Como es típico de tantos necesitados, este hombre respondió al Señor con autocompasión. Cuando Jesús ve que necesitas ayuda y envía a una persona dispuesta a ayudarte, ¿juegas el papel de mártir? «No hay esperanza para mí. Nadie me quiere». Es poco probable que la persona que se aferra a esta actitud experimente la curación.

Debido a que Jesús es misericordioso y conoce tus deseos más profundos, a menudo corta tu llanto y tu automartirio y te pone a prueba. «Levántate», le dice. «Toma tu problema y sigue adelante. No esperes a que otras personas se compadezcan de ti. Levántate».

Si necesitas un toque del Señor, pregúntate si estás lo suficientemente deseoso por ser cambiado como para estar dispuesto a hacer algo con respecto a tu situación. Cuando le haces saber a Dios que eres obediente a Su voluntad y estás ansioso por hacer lo que sea necesario para que seas completo, Él enviará a Jesús en la forma de una persona, un versículo de Su Palabra o un nuevo pensamiento en tu mente. Actúa de acuerdo con lo que Dios te dice que hagas. Él te hizo, y Él sabe cómo arreglar precisamente lo que está roto dentro de ti.

Finalmente, cuando sientas que el poder de Dios produce cambios verdaderos en tu vida, no dejes que los escépticos te convenzan de que estos cambios son solo una coincidencia. Aléjese con firmeza como lo hizo el hombre con su estera bajo el brazo y diga simplemente: «Jesús me sanó».

Revisemos Mateo 6:1–4; Marcos 5:2; Juan 9:1–41; Filipenses 2:13; Proverbios 8; Toma de decisiones (1 Corintios 8); Sanidad (Salmos 13; 133; Eclesiastés 1; 2 Corintios 5; Gálatas 6; Santiago 5); Obediencia (Filemón); Rendirse (Santiago 4)

Jesús nos llena de verdadero gozo y alegría.

Juan 2:1-12.

Desde la caída, los hombres rebeldes han buscado la autonomía de Dios, rechazándolo y colocándose a sí mismos en el centro del universo, bajo la creencia errónea y racionalista de que partiendo de sí mismas, pueden construir una visión adecuada del mundo (Salmo 50:21). Al asistir a las bodas de Caná, Jesús se unía a la alegría de la celebración, y es aquí tuvo lugar el primer milagro en un entorno muy natural, donde presiones y alegrías se combinan. Los milagros que Jesús realizó constituyen una de las pruebas más poderosas y convincentes de su deidad (3:2; Mateo 11:1-5; Hechos 2:22). De los innumerables milagros que Cristo realizó, no es la cantidad lo que importa, es la cualidad de cada milagro, como acto sobrenatural, que prueba quién es Jesús. 

Como todos los demás milagros es rico en lecciones espirituales, cargado de simbolismo. Para judíos, el vino representaba la vida y la abundancia. Ninguna boda lo sería sin él. El vino simbolizaba el alma de la fiesta y la expectativa de una buena vida por venir para los recién casados. En Caná fue desalentador y probablemente una gran vergüenza que se acabara. Jesús aprovechó el momento para revelar a sus seguidores algo de quién era Él. Al producir vino a partir del agua, asombró a sus discípulos y alentó su fe (2:11). El producto no era simplemente vino, sino el mejor vino (2:10), Jesús fue el vino nuevo que trajo abundante vida al judaísmo, el cual, como las bodas, se había quedado sin vida y se había vuelto espiritualmente vacío. Cada uno de los Evangelios expresa esta autoconciencia única de Jesús de una manera diferente. Jesús entendió que su propósito en la tierra era dar gloria al Padre.

1. Jesús el invitado (Juan 2:1–2). La boda creo oportunidad para glorificar a Dios y dar testimonio de fe(Lucas 15:1–2). El matrimonio es un paso que afecta seriamente a la felicidad terrenal y a la salud espiritual de dos almas; y se debe realizar con reverencia, discreción, sensatez y en el temor de Dios. En una boda Judía era común que la celebración se extendiera por toda una semana en la casa del novio. Una lección importante surge aquí en estos primeros versículos: las bodas crean oportunidades para que las familias se centren en Jesús. 

a. Jesús aprovecha cada ocasión (v. 1)La madre de Jesús se encontraba también en las bodas, probablemente era una de las personas que ayudaban a servir en la boda. Los judíos consideraban que los períodos de siete días reflejaban la actividad creadora de Dios. Durante esta celebración, la novia estaría escondida en una parte apartada de la casa y no sería vista por nadie más que por su novio. Al final de la semana, salía con gran fanfarria y celebración. Esto se relaciona con la Fiesta de las Bodas del Cordero. Cuando el Rapto se lleve a cabo, nosotros, la novia de Cristo, seremos llevados al cielo por siete años. Así como la novia judía estuvo en reclusión con su novio durante siete días, nosotros estaremos escondidos en intimidad con nuestro Señor Jesucristo, lejos de la tribulación que se desatará sobre la tierra. Jesús dio importancia a las festividades nupciales porque asistían personas y Él vino para estar con ellas. 

b. Jesús partícipe de la alegría (v.2). Jesús aceptó la invitación para todo el grupo (Mateo 11:19). Su propósito es incrementar el gozo genuino y la felicidad entre las personas. La verdadera religión jamás tiene por qué hacer que los hombres se vuelvan melancólicos. Un espíritu alegre y afable, un corazón alegre y una disposición a participar en todo esparcimiento bueno y honorable son dones de inestimable valor (Lucas 2:49). Procuremos llevar la sal de la gracia a cualquier reunión y debemos recordar solo que, si vamos adonde nuestro Maestro fue, debemos acudir con el espíritu de nuestro Maestro

2. Jesús el Hijo (v.3–5). El milagro del suministro. El vino era la bebida básica en el antiguo Cercano Oriente. Debido al clima cálido y a la falta de cualquier medio de refrigeración o purificación, el jugo de frutas tendía a fermentar. El resultado fue una bebida alcohólica con la capacidad de inducir a la embriaguez. Para ayudar a evitar el riesgo de embriaguez, el vino se diluía comúnmente con agua hasta un tercio o un décimo de su graduaciónAunque la Biblia no prohíbe beber vino, y en algunos casos lo recomienda (Salmo 104:14-15; Proverbios 31:6; Jeremías 31:12; 1 Timoteo 5:23), pero condena enérgicamente la embriaguez (Génesis 9:20-27; Deuteronomio 21:20-21; Proverbios 20:1; 23:29–35; Romanos 13:13; 1 Corintios 5:11; 6:10; Gálatas 5:21; Efesios 5:18; 1 Timoteo 3:3, 8; Tito 1:7; 2:3; 1 Pedro 4:3). ¿Por qué fue María a hablar con Jesús acerca del problema? ¿En realidad esperaba ella que él hiciera algo especial para suplir la necesidad? María no le dijo a Jesús qué hacer; simplemente le informó del problema. En este punto Juan presenta uno de los elementos clave de su relato, la idea de la horaJesús vivía según un calendario celestial, preparado para él por el Padre. (Juan 7:30; 8:20; 12:23; 13:1; 17:1; y Juan 11:9–10.) Fue Jesús, y no María, quien se hizo cargo de la situación y resolvió el problema; y que María señaló, no a sí misma, sino a Jesús.

a. La mención de la necesidad (v. 3).  No tienen vino, es la expresión concisa sobre el fracaso de los recursos humanos, habla desde la ineptitud humana. Y fue Jesús quien quiso resolver el problema. Este milagro satisfizo la necesidad genuina de la familia y sus invitados, que de otro modo se enfrentarían a una catástrofe social. Muchas veces se invitaba a todo el pueblo y la gente iba, ya que se consideraba un insulto rehusar la invitación a una boda. Que se acabara el vino rompía las leyes comprendidas de la hospitalidad, podría estigmatizar a la pareja y a sus familias por el resto de sus vidas. María sabía mejor que nadie quién era realmente Jesús. Puede ser que ella estuviera impulsando a Jesús a revelarse públicamente como el Mesías que ella sabía que era. La simple acción de María ilustra que recibir la llenura y sanidad de nuestro Señor comienza con el reconocimiento de nuestra necesidad.

La vida es demasiado compleja, sus problemas demasiado desafiantes y nuestras propias fuerzas demasiado limitadas para permitirnos arreglárnoslas sin ayuda. Definir la necesidad exacta puede no ser tan crucial como admitir nuestra incapacidad. Reconocer nuestro vacío ante Cristo le permitirá obrar un milagro en nosotros. La confianza real se centra en la fuente más que en la forma de la ayuda que se suministrará. Confiamos en que Dios nos ayudará, sin saber cómo vendrá la ayuda(Apocalipsis 19:9).

b. El Plan (vv. 4, 5). En el texto griego Jesús respondió a su madre literalmente: ¿Qué para mí y para ti, mujer?¿Qué tengo que ver contigo? fueron una suave reprimenda. Este ¿Qué tenemos en común?, significa aquí: Tu preocupación y la mía no son la misma: Lo que te preocupa a ti (la falta de vino) y lo que me preocupa a mí (la salvación del alma) son cosas diametralmente opuestas. Ya no se ceñía al horario o plan familiar dirigido por su madre. Jesús no estaba deshonrando a su madre. Él le estaba explicando que Él manejaría la situación, pero en su propio tiempo y manera. María ya no se relacionaría con Él como su hijo, sino como su Mesías, el Hijo de Dios y su Salvador (Mateo 12:47-50; Marcos 3:31–35; Lucas 11:27-28). La obediencia de Jesús a su Padre celestial era más importante que su obediencia a su madre terrenal. Jesús estaba consciente del tiempo de Dios con respecto a su misión en la tierra. Un milagro o señal ayudaría a la gente a entender su identidad y propósito.

Cuando le dice aún no ha venido mi hora indica el conocimiento que Cristo tenía de que estaba cumpliendo una obra encomendada por el Padre, cuyos detalles se iban cumpliendo según el decreto eterno de manera que para cada acción existía un momento determinado. La hora es cuando su ministerio terrenal sería terminado, su misión completada, su Padre glorificado (7:6, 8; 7:30; 8:20; 12:23; 13:1; y 17:1). La glorificación ocurriría después de su muerte y resurrección, porque así podría lograr lo que vino a la tierra a lograr: ofrecer la salvación a todas las personas. Al igual que las peticiones de María, nuestras peticiones pueden llegar a ser egocéntricas. Jesús podría murmurar en nuestros corazones, como lo hizo con María: ¿Qué tengo yo contigo? Esta no es la hora, no es el momento, se hará la provisión, pero aun no.Hay solo un Mediador entre Dios y el hombre, no María, sino Cristo Jesús (1 Timoteo 2:5).

3. Jesús el anfitrión (v.6–10). El primer milagro de nuestro Señor habla de gracia. Cada una de las seis tinajas tenía capacidad para cerca de setenta y seis litros, los criados sacaron agua y mientras sirvieron se transformó en vino. La calidad de este vino nuevo era tan superior que el director del banquete lo elogió profusamente y la familia del novio disfrutó ampliamente de la gloria de los elogios. El milagro hizo algo por los discípulos: reveló la gloria de Jesús (Juan 1:14) y les dio un cimiento más firme para su fe. Aunque los milagros por sí solos son evidencia insuficiente para declarar que Jesús es el Hijo de Dios (2 Tesalonicenses 2:9–10), el efecto acumulativo de milagro tras milagro debería ciertamente convencerlos de la deidad de Cristo.

Cada milagro es un sermón en acción. La palabra que Juan usó fue semeion, señal. ¿Qué es una señal? Algo que apunta más allá de sí misma a algo más grande (5:14–24). En este milagro nuestro Señor trajo llenura donde había vacío, alegría donde había desilusión, y algo interno para lo que era solamente externo (agua para los lavamientos ceremoniales). La obediencia inmediata produce una provisión milagrosa, abundante y de excelente calidad. La lección que se desprende de este incidente es que cuando obedecemos los mandatos divinos, Dios provee a necesidades específicas y detalladas. María había dicho: “Haced todo lo que os dijere” y los sirvientes obedecieron. Como resultado, fueron testigos de una maravillosa transformación: el agua convertida en vino. No cambió la esencia sino el carácter: de una forma de líquido a otra forma de líquido (Y en cierta manera es lo que sucede en el nuevo nacimiento: cambia el carácter pero no la esencia de la persona renacida).

a. El método de Dios (vv. 6-8). Para quien busca servir a Jesús debe tener en cuenta: La obediencia, dedicación y la paciencia que ello nos requiere. Jesús les dijo a los siervos lo que debían hacer solo un paso a la vez. El punto en el que dejamos de obedecer es el punto en el que eso deja de suceder.Las seis tinajas de agua de piedra eran vasijas para el lavado ceremonial de las manos como parte de los ritos de purificación judíos antes y después de las comidas (Mateo 15:1–2). Las tinajas estaban talladas en piedra y no en loza (cerámica), y según las reglas levíticas, no estaban sujetas a contaminación ritual o impureza como las vasijas de barro (Levítico 11:33). Jesús mostró su gracia generosa (1:14, 16-17), una cantidad tan grande de vino fue más que suficiente para durar el resto de la celebración, el vino también les proporcionó un generoso regalo de bodas. Jesús había venido a dar contenido a una religión vacía, llena con su Espíritu y bondad cuando estamos vacíos y carentes. La magnánima provisión de vino fue una imagen de la salvación que vino a ofrecer, y una revelación de quién era él. En Cristo se nos promete la vida, la abundancia de esa vida está indicada por el hecho de que es eterna.

b. El resultado (vv. 9, 10). Así como esta boda se quedó sin vino, la humanidad se quedó sin comunión con Dios en el Jardín del Edén. Cuando el pecado entró en el mundo, la celebración cesó, pero Jesús vino a restaurar nuestra razón para celebrar (Salmo 104:15). Como cristianos, siempre tenemos más que esperar porque el cielo nos recuerda que Dios guarda el mejor vino para el final de la fiesta. Al agua se le había dado una nueva identidad como vino, y a las tinajas se les había dado una utilidad más amplia como recipientes del regalo de Jesús. Ese milagro ilustró el vacío de los rituales judíos en comparación con lo que Jesús vino a traer (4:13; 7:38–39). El agua de la purificación ceremonial se ha convertido en el vino de la era mesiánica. Seguramente fue el vino más dulce y fresco que jamás se haya probado. Este vino no procedía del proceso normal de fermentación, de las uvas, de las vides, de la tierra y del sol, el Señor lo trajo a la existencia de la nada, esto fue evidencia de que Él es el Creador (Juan 1:1-4). La gente siempre anda en busca de emociones y sentido en todo menos en Dios. Así como el vino que Jesús hizo era el mejor, también la vida en Él es mejor que la nuestra. ¿Por qué esperar hasta que se agote todo para acudir a Dios? ¿Por qué reservar lo mejor para el final? ¿Hemos probado el vino nuevo? Así como el vino que Jesús hizo fue el mejor, así la vida en él es mejor que la vida por nuestra cuenta. ¿Por qué esperar hasta que todo lo demás se acabe antes de probar a Dios? No dejes lo mejor para el final.

4. Jesús el Mesías (11–12). Se habla de señales porque eran consideradas como expresiones y evidencias del poder y la divina personalidad de Jesucristo. Una vez que tuvo lugar el milagro en las bodas de Caná, sus discípulos creyeron en él. Ese había sido el objetivo de esa transformación. Hasta ese momento los discípulos habían sido seguidores y admiradores. En esa ocasión comprendieron el significado espiritual de lo ocurrido y se convirtieron en verdaderos creyentes.

a. La epifanía a los discípulos (v.11)Esta historia proporcionó una manifestación (ephanerōsen) de la gloria de Jesús. La continua necesidad de agua purificadora les recordaba a los israelitas que eran constantemente inmundos. La señal tenía un propósito espiritual y los discípulos lo vieron y entendieron, comenzó el proceso de edificar su fe, de instruirla y de confirmarla. Lo mismo sucede con nosotros hoy en día. El Cordero vino a cumplir la ley mosaica y a cambiarla por una ley superior, la ley de la gracia. Los milagros de Jesús siempre se realizaban para mostrar su naturaleza, su compasión y amor por las personas, revelaron su gloria. Eran sus «credenciales», pero no estaban hechas para mostrar. El milagro demostró su poder sobrenatural. La forma de realizarlo reveló la manera en que cumpliría su ministerio: ayudando a otros, relacionándose con autoridades y estando en contacto con la gente.

Esta demostración de su poder glorificó a Jesús, muestra que Él es el Mesías y Dios (20:30-31). ¿Cuál era esta gloria de Jesús que la gente vislumbraba en los milagros? por un momento permitieron a la gente ver una visión más completa de Jesús, incluyendo su poder y autoridad divinos. Cristo aparece en todo su esplendor. Todo lo demás queda en las sombrasLos creyentes sinceros se preguntan si Dios hace milagros hoy en día. No debemos confundir entre: ¿Dios hace milagros hoy? y ¿Puede Dios hacermilagros hoy? No podemos imponer limitaciones a Dios. Los milagros tienden a ser más obvios cuando el evangelio tiene un nuevo impacto, los milagros se enfrentan principalmente a la ignorancia en lugar de a la incredulidad. Dios usa a las personas para hacer su obra milagrosa. Debemos esperar falsificaciones en un mundo caído.

b. La adoración a Cristo (v.12)Juan hizo una transición clara en su narración cuando nos mostró a Jesús y a sus discípulos dirigiéndose a Cafarnaúm, y de allí a Jerusalén para la Pascua que se celebraba al empezar la primavera (hacia abril), la primera fiesta de este tipo mencionada en el ministerio de tres años y medio del Señor. Podemos suponer que hasta ese momento Jesús había mantenido una relación cómoda con su familia, pero ahora los dejó en Galilea y sus discípulos ocuparon el lugar de su madre y sus hermanastros como sus compañeros constantes. Capernaum se convirtió en sede de su ministerio en Galilea. Después de haber pasado unos días en Capernaum con su familia, Cristo y sus discípulos se dirigieron a Jerusalén para celebrar la Pascua. 

Conclusión. 

Juan está dispuesto a proporcionar una serie de pistas o indicadores en cuanto a la identidad de Jesús. Aquí tenemos la primera «señal» oficial (v. 11). La generosa provisión es espectacular y abrumadora. Marcos tiene una referencia al vino en el contexto de odres nuevos y viejos (Marcos 2:22). El mismo tema se trata aquí. Esta historia es una señal de que lo que Jesús representa es mucho más rico y más significativo que cualquier cosa que se haya probado bajo la antigua dispensación, indicada por las seis vasijas de piedra de la purificación (v. 6). El mejor vino se ha guardado hasta ahora (v. 10). El Verbo se ha hecho carne y habita entre nosotros. La presencia enriquecedora, desafiante y gozosa de Dios en Jesús está presente en una boda campestre. Esto es motivo de gran celebración y dará lugar a una revelación. Los discípulos que ven lo que significa esta señal creen en él, y esto eventualmente reventará los odres viejos. Este signo señala la próxima ruptura entre la Iglesia naciente y el judaísmo. Embriagada por el Espíritu, la nueva comunidad de fe romperá con las viejas costumbres del judaísmo. Rompamos también nosotros con aquello que nos impide reconocer a nuestro Señor de manera completa.                            

Oremos.

29 de octubre del 2023, Acatic, Jalisco, México. 

Primera Iglesia Batista Dios Con Nosotros

Ibrahim Mauricio Mateo Cruz.

MILAGROS HOY.

Los creyentes sinceros se preguntan si Dios hace milagros hoy en día. Ciertamente, Dios sabe lo que cada persona necesita para creer en él. Los relatos del Nuevo Testamento registran una característica humana básica que sigue siendo cierta hoy en día: las personas que insistían en un milagro para creer seguían sin estar convencidas después de presenciar el milagro, o Jesús les decía que los milagros no les ayudarían. La persona que requiere que Dios se pruebe a sí misma puede estar ocultando su falta de voluntad para creer.

Al llegar a una convicción personal acerca de los milagros hoy en día, podemos hacer varias afirmaciones:

• Dios puede hacer milagros. No debemos confundir dos preguntas: ¿Dios hace milagros hoy? y ¿Puede Dios hacer milagros hoy?  La primera es una pregunta razonable; la segunda implica una pérdida de poder por parte de Dios y cuestiona su capacidad. No podemos, por definición, imponer limitaciones a Dios. Dios puede hacer milagros en cualquier lugar y en cualquier momento que desee.

• Los milagros tienden a ser más obvios cuando el evangelio tiene un nuevo impacto. Esto se debe a que los milagros se enfrentan principalmente a la ignorancia en lugar de a la incredulidad. La mayoría de los informes de milagros hoy en día provienen de misioneros en los «puestos de avanzada» de la obra de Dios. Es muy posible, a medida que la sociedad occidental se hunde en un pantano de ignorancia religiosa, que Dios, de hecho, aumente la frecuencia de los milagros en esta parte del mundo.

• Dios usa a las personas para hacer su obra milagrosa. En el pasado, había muchos actos básicos de sanidad y ayuda que requerían la intervención directa de Dios, porque no había otras opciones. Los avances en la medicina, la salud mental y la ciencia (que a veces nos parecen milagrosos) ahora nos permiten llevar a cabo lo que antes requería la intervención de Dios.

• Debemos esperar falsificaciones en un mundo caído. A todos los milagros registrados en la Biblia no se les dio un sello divino de aprobación (por ejemplo, las serpientes de los magos de Faraón; Éxodo 7:8–13). Confiar en la capacidad y la voluntad de Dios para hacer milagros hoy puede hacer que los creyentes parezcan crédulos. Pero negar la voluntad de Dios de hacer milagros puede colocar a los creyentes en la posición aún más precaria de dudar del poder de Dios.

Soltería: Un llamado a la santidad

Responder a la llamada del Señor a la santidad puede ser una fuente de gran fortaleza y consuelo para la persona soltera. La santidad es un llamado a ser como Dios. Incluye reconocer tu lugar en Él y Su papel en tu vida. Significa conocer a Jesús y creer en Él (Juan 17:3). La fortaleza espiritual que proviene de conocer a Jesús te permite hacer la obra de Dios en el mundo y ser feliz sin importar si estás casado o soltero (Gálatas 5:22).

La santidad no es una autodirección enraizada en el orgullo y la ambición, sino la guía divina del Espíritu Santo. La santidad no se limita a escuchar atentamente al Señor, sino que incluye despertarse a sí mismo para hacer lo que Él le diga (Juan 2:5).

La santidad, por lo tanto, está directamente relacionada con tu conocimiento y aplicación de la totalidad de la Palabra de Dios a tu vida. Jesús nos dijo que «guardáramos Su Palabra», que la mantuviéramos en el primer plano de nuestras mentes y corazones, de la misma manera que recordamos a alguien que amamos. Jesús dijo: «El que me ama, guardará mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada con él» (Juan 14:23).

La promesa de la Palabra de Dios es que experimentaremos la plenitud de Su presencia en nuestras vidas a medida que buscamos conocer al Señor, amarlo y seguir Su Palabra. Podemos estar solteros, pero nunca estamos solos. Podemos ser santos, separados para que Dios habite y los use, pero nunca tenemos que estar aislados de los demás ni vivir sin un sentido de propósito y satisfacción.

La santidad (Levítico 20); Oración (Jeremías 33; Hebreos 4; 1 Juan 5; 3 Juan); Vida sacrificial (Miqueas 7); Soltería (Salmos 62; 1 Corintios 7; 12)

La Boda: Hasta que la muerte nos separe

En tiempos bíblicos, el período de compromiso (o compromiso) se pasaba en la preparación: el novio preparaba un hogar para su novia y la novia se preparaba a sí misma y a su ajuar. Cuando llegaba el momento de consumar el matrimonio, el novio iba a la casa de la novia (a menudo a una hora no anunciada) para acompañarla a su casa, donde se reunían con amigos de las dos familias, según lo acordado por el novio, no por la novia (véase Jue. 14:5–11; Mateo 25:1–13). Las celebraciones de bodas generalmente duraban una semana, tiempo durante el cual la novia y el novio se vestían y eran tratados como miembros de la realeza en medio de festividades y la presentación de regalos (Génesis 29:27; Jueces 14:12–18; Juan 2:1-11).

En la era moderna, las bodas van desde ceremonias formales y solemnes hasta reuniones informales y privadas. El tipo de ceremonia no es necesariamente importante si cumple con estos dos criterios bíblicos:

1) El matrimonio debe establecerse en el nombre del Señor Jesús (Marcos 10:9), y

2) Hay que dar gracias a Dios (Colosenses 3:17). Una boda debe ser un momento de adoración y debe celebrar el compromiso de cada cónyuge basado en el amor de Dios.

Las bodas son mucho más que hermosos vestidos, multitudes de personas y decoración costosa. Una boda es un momento de COMPROMISO. Debe incluir la adoración y el dar gracias a Dios, así como la celebración de la maravillosa bendición que Dios te ha dado en un cónyuge.

La ceremonia de la boda es un momento apropiado para reflexionar sobre el ejemplo de amor incondicional que Dios ha demostrado (Romanos 5:8). La pareja debe «comprometerse» a seguir al Señor en su hogar sin importar las circunstancias que surjan y «hasta que la muerte nos separe» (Mateo 19:6). La importancia de esta permanencia de la unión surge del hecho de que los votos no son simplemente entre un hombre y una mujer, sino que incluyen al Padre celestial mismo, y también porque tal compromiso sigue el modelo del compromiso de Cristo con la iglesia (Efesios 5:21-33).

Génesis 2:15–25; Compromiso (Mateo 1); Matrimonio (Génesis 2; 2 Sam. 6; Proverbios 5; Oseas 2; Amós 3; 2 Corintios 13; Hebreos 12); Tradiciones (1 Samuel 7); Votos (Números 30)