¿QUÉ ES LA ESCATOLOGÍA?
I. DEFINICIÓN
La escatología es el estudio sistemático de los eventos futuros. La palabra se deriva del adjetivo griego éscatos, que significa el último. La palabra éscatos puede ser usada para referirse a la última cosa en una serie, pero la implicación de la palabra escatología no está limitada a una sola cosa, sino que se refiere a todos los eventos futuros que significan el fin del cosmos. Los escritores bíblicos frecuentemente hablan de un conjunto de eventos escatológicos como el clímax de la historia mundial, la resolución y la consumación del programa cósmico de Dios.
II. EJEMPLOS NEOTESTAMENTARIOS
La palabra éscatos apunta al fin del cosmos en los siguientes pasajes del Nuevo Testamento.
A. El evangelio de Juan
En los discursos de Jesús anotados en el evangelio de Juan, la frase el día postrero ocurre seis veces. En el capítulo 6, versículos 39 y 40, dice que es la voluntad del Padre «Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero». Otra vez en el versículo 44 Jesús dice «ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no le trajere; y yo le resucitaré en el día postrero». El mismo pensamiento se expresa en el versículo 54 en una metáfora más fuerte: «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero». En Juan 11:2, después de las palabras de Jesús, «Tu hermano resucitará», Marta contesta: «Yo sé que resucitará en el día de la resurrección, en el día postrero». Finalmente, en el capítulo 12:48, Jesús dice: «El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero».
B. Otros usos neotestamentarios
Pablo usa una expresión semejante en 2 Timoteo 3:1: «También debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos». Santiago claramente tiene en mente eventualidades cósmicas cuando se refiere a hombres egoístas que acumulan riquezas en «los días postreros». (Santiago 5:3). Pedro menciona a «burladores» que niegan el advenimiento de Cristo «en los postreros días» (2 Pedro 3:3). Judas también habla (Judas 18) de «burladores» en «el postrer tiempo», aunque no especifica que la segunda venida de Cristo sea el objeto de sus burlas.
El lector estará consciente ahora de que mucha de la literatura teológica contemporánea de las escuelas existencialista y neortodoxa niega o ignora el concepto neotestamentario de un conjunto de eventos futuros escatológicos. No obstante, en todas estas referencias recién citadas, está claro el hecho de que los autores del Nuevo Testamento creían específicamente en un conjunto de eventos que constituirían una culminación y que pondrían fin a la historia de la raza humana en este mundo. Desde su perspectiva en sus días, el complejo escatológico era futuro. No sabían cuánto tiempo transcurriría antes del «postrer día», ya que eso no iba a ser conocido por los hombres, pero era claro que los eventos eran futuros.
C. La perspectiva del lente doble
Sin embargo, los escritores del Nuevo Testamento eran muy capaces de ajustar su perspectiva de la profecía. Reconocían el hecho de que, desde un punto de vista cósmico más amplio, ya estaban en el complejo escatológico. El fin de la historia humana terrenal ya había comenzado. Esta perspectiva del lente doble es más clara en 1 Juan 2:18 que en cualquier otro pasaje: «Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo». Juan no hace borrosa la distinción entre el presente y el futuro, sino que la marca claramente. Tal como ahora hay muchos anticristos, así vendrá ese Anticristo particular en el futuro.
Probablemente deben ser clasificados juntos con estas palabras de Juan los pasajes 1 Pedro 1:20 y Hebreos 1:2. Pedro se refiere a Cristo como el cordero sacrificatorio «destinado antes de la fundación del mundo, pero manifestado en los postreros tiempos». El autor de la carta a los Hebreos escribe de una manera semejante. Dios, habiendo hablado a los padres en los profetas, «en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo». Los dos pasajes revelan el hecho de que una época de la historia había terminado, o que estaba en proceso de terminar, y que una nueva época había comenzado. Como dice Pablo (1 Corintios 10:11), nosotros, los herederos del pasado, somos también las personas «a quienes han alcanzado los fines de los siglos».
Es verdad que los últimos tres pasajes podrían interpretarse simplemente como referencias al fin de una época y el principio de otra, pero armonizan bien con la idea de que los eventos del Nuevo Testamento estaban, desde una perspectiva cósmica amplia, incluidos en el complejo escatológico; y creo que estos tres pasajes pertenecen a tal contexto.
En su grandioso mensaje el día de Pentecostés, Pedro (Hechos 2:16, 17) dijo: «Mas esto es lo dicho por el profeta Joel, y en los postreros días…» Debe ser perfectamente claro que Pedro no declara que todo lo que fue predicho en Joel 3:1–5, los versículos que él cita, haya sucedido en el día de Pentecostés. Al contrario, indica (v. 21) que la profecía de Joel, cuyo cumplimiento se inició el día de Pentecostés, contempla un período extendido de tiempo durante el cual los hombres pueden «invocar el nombre del Señor» y ser salvos.
Aún más claras son las palabras de Cristo en la discusión en el capítulo cinco de Juan,
1 empezando con el versículo 17. Me refiero a las palabras «viene la hora, y ahora es», en el versículo 25.
En el contexto Jesús había recién sanado a un hombre paralítico al lado del estanque de Betesda, durante el día de reposo. En la discusión que siguió, Jesús llama a Dios Su propio Padre «haciéndose igual a Dios» (v. 18). Jesús insistió, «como el padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo a los que quiere da vida» (v. 21). Jesús reclama deidad absoluta en los términos más fuertes: «para que todos honren al Hijo como honran al Padre» (v. 23). Asevera que el Padre había entregado todo juicio al Hijo, y anuncia que todos los que escuchan Sus palabras y que creen en el que envió el Padre, no vendrán a condenación, sino que ya han pasado de la muerte a la vida (v. 24). Como culminación de estas afirmaciones, Jesús anuncia: «De cierto, de cierto os digo; viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán» (v. 25).
Las opiniones están divididas con respecto a si estas palabras recién citadas se refieren a la vida espiritual o a la resurrección del cuerpo. A favor de la interpretación espiritual, se cita Juan 8:51: «De cierto, de cierto os digo, que el que guarda mi palabra, nunca verá muerte». Compare también con Juan 6:50: «Este es el pan que desciende del cielo, para que el que de él come, no muera». Note también las palabras de Jesús a Marta: «el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá, y todo aquel que vive y cree en mí no morirá eternamente» (Juan 11:25, 26).
La primera cláusula del último texto, no obstante, habla claramente de la muerte física y de la resurrección, y en mi opinión, la frase «todo aquel que vive», que introduce la segunda cláusula, significa «todos los que experimentan la resurrección». Ciertamente no podemos cerrar la puerta a una interpretación espiritual de Juan 5:25, pero es igualmente cierto que no podemos cerrar la puerta a una interpretación literal. Las palabras, «y ahora es», serían interpretadas naturalmente como una referencia a Lázaro, que prueba que Jesús en ese tiempo tenía el poder para resucitar a los muertos.
Pero aunque puede haber diferentes opiniones acerca de si Juan 5:25 se refiere a una resurrección literal, no es posible dudar acerca de los versículos 28 y 29. El versículo 27 aclara que, ya que Cristo tiene el oficio del Hijo del Hombre, se le entregó el poder del juicio. Después de esta introducción, Jesús continúa: «No os maravilléis de esto; porque vendrá hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz; y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación».
Es el uso de la palabra hora en Juan 5:25–29 lo que quiero destacar en la discusión del significado de la escatología. Ha sido necesario ahondar en detalles en la exégesis y en el trasfondo para entender el uso del término hora de parte de Jesús en este contexto. Note, entonces, que en el versículo 25 Él usa la expresión para referirse a los muertos que resucitan: «la hora ha llegado y ahora es». Pero en el versículo 28, donde la única referencia es a eventos futuros, simplemente dice: «vendrá hora». Esto ilustra lo que he llamado la «perspectiva del lente doble».
Parece exactamente el mismo uso que encontramos en 1 Juan 2:18: «ya es el último tiempo». En los dos pasajes, Juan muestra la perspectiva del lente doble de la escatología del Nuevo Testamento. Desde el enfoque general cósmico, la escatología comenzó con la vida terrenal de Jesús. En el tiempo de Juan, aunque él reconocía claramente el estado futuro de la «resurrección de vida», y de la «resurrección de condenación», Jesús tenía, y había ejercido, su poder para resucitar a los muertos. En el tiempo de Juan, aunque el espíritu del anticristo ya se había manifestado, y había muchos anticristos en el mundo, Juan reconoce claramente la venida futura de un Anticristo particular, como se había profetizado en las Escrituras.
Gerhardus Vos, en
Pauline Eschatology [Escatología Paulina], destaca el hecho de que, desde el punto de vista del Antiguo Testamento, la historia estaba dividida en «esta edad», y «la edad venidera», y que los escritores del Nuevo Testamento «tenían que reconocer que el proceso escatológico ya había comenzado».
2 Vos continúa, «…no obstante, el esquema de continuidad no había sido… descartada; … la aparición mesiánica … se había desplegado en dos períodos sucesivos, para que, aun después de la primera aparición, y después de esperar su efecto asombroso, la segunda época había comenzado a formar un nuevo complejo de esperanza hacia el futuro, como la multiplicación de células…. La edad venidera fue percibida como una que llevaba en su vientre otra edad venidera más…».
No debe sorprendernos el hecho de que el fin, o la resolución de la historia del mundo, en cuanto a lo que concierne al hombre, resulte ser un proceso extenso. El hombre ha estado en la tierra por mucho, mucho tiempo. La escatología comenzó con la encarnación, y los eventos irrepetibles relacionados con ella, la obediencia activa de Cristo durante Su vida terrenal, Su sufrimiento en la cruz, Su muerte y Su resurrección, todos estos son eventos de la escatología cósmica. No se nos indica el tiempo que podría transcurrir antes de la segunda venida de Cristo, pero, el tiempo que sea, será corto comparado con el lapso total de tiempo del hombre en la tierra. Desde la perspectiva cósmica, es «la última hora».
Pero este enfoque no contradice el hecho de que los escritores del Nuevo Testamento definitivamente anticipaban el conjunto de eventos escatológicos que aún estaban en el futuro, relacionados con la segunda venida de Cristo.
III. EJEMPLOS VETEROTESTAMENTARIOS
A. Lo postrero de los tiempos, Acharith Hayyamamim
El Antiguo Testamento presenta una variedad de expresiones para la escatología cósmica. En cada caso, como en el uso de eschatos en el Nuevo Testamento, no son las palabras o las frases solas las que apuntan a la escatología cósmica. Cada una de estas frases podría indicar la conclusión de un programa muy limitado o de una serie de eventos. Son las palabras en su contexto que deben ser examinadas. No es mi propósito examinar todos los pasajes, sino dar suficientes ejemplos para indicar el concepto veterotestamentario de un fin futuro de la historia del mundo.
Correspondiendo a una frase en el Nuevo Testamento, «los postreros días», los profetas contemporáneos, Isaías y Miqueas, usan la palabra que sin duda dio origen a la expresión neotestamentaria. Isaías predice: «Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones» (Isaías 2:2). Miqueas (4:1) posiblemente está citando a Isaías, porque usa casi exactamente las mismas palabras al hacer la misma predicción. Es difícil dudar que en estas palabras proféticas, haya una intención de indicar una culminación cósmica futura en el programa divino de redención.
Las palabras de Joel, citadas por Pedro en el día de Pentecostés (Hechos 2:17 y siguientes; Joel 3:1–5) contienen una expresión semejante. Joel dice acharey-chen, y Pedro traduce: «en los postreros días».
En Génesis 49:1, en la bendición de Jacob sobre sus hijos, bajo el tema general de «lo que os ha de acontecer en los días venideros», Jacob incluye la predicción mesiánica, «No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Silo, y a él se congregarán los pueblos» (v. 10). Otros usos notables de acharith hayyamim se encuentran en Jeremías 48:47; 49:39; Daniel 2:28 (la forma aramea de las mismas palabras); Daniel 10:14; Joel 3:5. No se sostiene que estas frases siempre sean escatológicas, pero que en estos casos sí lo son.
B. El día del Señor, Yom Yahwe
Un término escatológico importante que ocurre frecuentemente es «el día del Señor», pero esta frase, como otras que hemos visto, no siempre apunta a eventos escatológicos. Literalmente se refiere a cualquier momento en que Yahwe realiza una acción sobresaliente y decisiva. Tales pasajes como Isaías 2:12 y 13:6 parecen claramente escatológicos. Vea también Amós 5:18 y Malaquías 4:5. Los escritores del Nuevo Testamento adoptan la frase en su significado especialmente escatológico. Vea 1 Corintios 5:5; 2 Corintios 1:14; 1 Tesalonicenses 5:2; 2 Pedro 3:10.
C. Aquel día, Yom Hahou
A veces el antecedente del pronombre demostrativo no se da explícitamente en el contexto, pero se deduce del tema general. Vea pasajes como Isaías 29:18; Oseas 2:18; y en los escritos de Pablo, 2 Timoteo 1:12, 18 y 4:8. La falta de un antecedente expresado es generalmente característica del uso de la frase «aquel día».
IV. TÉRMINOS NO TÉCNICOS
Algunos estudiosos de la profecía han tratado de distinguir entre las varias frases y palabras relacionadas con el complejo escatológico, y de mostrar que algunos términos designan frases particulares de ese complejo. El lector puede comprobar por sí mismo que es un esfuerzo es inútil. Repito, cualquier palabra o frase que se refiere al complejo escatológico puede designar cualquier parte o fase de ese complejo. Más aún, no hay ninguna palabra o frase técnica que siempre sea escatológica, o que no pueda ser usada para referirse a un evento o actividad en un contexto no–escatológico. Siempre es el contexto el que determina a qué eventos se refiere. Estos hechos serán cada vez más obvios al progresar en el estudio.
V. EL RECHAZO DEL ASPECTO FUTURO
Creo que se ha presentado suficientes pasajes para probar que tanto los escritores del Antiguo Testamento, como los escritores del Nuevo Testamento, creían en una culminación futura específica y definida de eventos en que el programa cósmico redentor llegaría a un fin. Ya sugerí que, en contraste con esta clara enseñanza bíblica, la teología filosófica a veces ha sido nublada por nociones vagas acerca de la naturaleza del tiempo mismo y del significado del aspecto futuro. En general, se puede decir que el hecho de rechazar el aspecto futuro en la escatología bíblica siempre involucra confusión filosófica en la definición del tiempo. Me gustaría sugerir un repaso de la categoría de tiempo discutido en Being and Knowing [Ser y Conocer], por Oscar Cullman, páginas 37–48.
La confusión es peor que nunca, creo. El profesor John Sanderson, en un artículo para la revista
His (Marzo, 1962), ha hecho un resumen breve del problema. Carlos Barth, en su
Dogmatics in Outline [Dogmática en bosquejo] , p. 133, dice: «El retorno de Cristo ya sucedió…Ya lo realizó». El profesor Oscar Cullmann, de Basel, y de la Sorbonne, presenta un enfoque más de acuerdo con el sentido común; objeta el punto de vista de Barth de que «con Cristo el tiempo del calendario fue abolido».
3 Cullmann reconoce el hecho de que Jesús esperaba un intervalo literal de tiempo entre su muerte y la segunda venida, pero Cullmann todavía no deja lugar para una escatología genuina.
VI. LOS PUNTOS PRINCIPALES EN LA ESCATOLOGÍA EVANGÉLICA
Habiendo aclarado la definición de la escatología bíblica en su connotación máxima, será provechoso preguntarnos: ¿Cuáles son los puntos principales que forman el contenido de la escatología en la mente de los cristianos evangélicos? Me refiero a los que no han estudiado la escatología en forma especial, pero sí tienen fe en Jesucristo como su Salvador personal, y en la Biblia como la palabra revelada de Dios. Al enumerar los puntos siguientes, estoy tratando de seguir el orden que está comúnmente en la mente de los cristianos. Sin embargo, no es el orden que propongo seguir cuando lleguemos al estudio en detalle.
A. La inmortalidad personal
En el sentido normal de la palabra, creo que la inmortalidad es un elemento prominente en la mente de los evangélicos, cuando hablan del futuro. El ser no–material continúa después de la muerte. Debemos notar que la palabra
inmortalidad, como ocurre en la Biblia en español, no tiene el mismo significado que en la filosofía secular, o en la conversación popular. Inmortalidad en el Nuevo Testamento es una traducción de la palabra griega
aphtharsia, que significa literalmente
incorrupción, y que es usada por los escritores bíblicos para designar el estado futuro de los redimidos solamente.
4 Algunos estudiosos de la Biblia han insistido en que los cristianos no debemos usar la palabra
inmortalidad, excepto en su sentido bíblico. Yo cambiaría esta recomendación, y sugeriría que, mientras usamos el lenguaje de nuestros días, con el sentido actual de las palabras, debemos siempre tener en mente que el uso bíblico es diferente. Creo que es correcto decir entonces, en lenguaje moderno, que los cristianos evangélicos creen que los hombres son todos personalmente inmortales.
B. El gran «abismo» entre el cielo y el infierno
Aunque el pensamiento de muchos evangélicos devotos puede ser confuso acerca de los detalles, es razonable decir que los evangélicos creen, no solamente en lo que los deístas llamaban «premios y castigos futuros», sino también en un cielo futuro de felicidad para los que son salvos en Jesucristo, y en un infierno de tormento para los que han rechazado la gracia de Dios en Cristo. Probablemente la información acerca del cielo, en la mente de los que no han estudiado el asunto cuidadosamente, está limitado a lo que es enseñado en los primeros versículos del capítulo 14 de Juan. Juan 14: «En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis» (2–3).
Supongo que el pensamiento común acerca del estado futuro de los que han rechazado a Cristo, está limitado a los dichos de Jesús acerca de
gehenna, más las referencias al lago de fuego en los últimos capítulos del Apocalipsis.
5
C. La segunda venida de Cristo
Pienso que muchos evangélicos tienen una noción vaga del significado del retorno de Cristo. Probablemente muchos de ellos piensan solamente acerca del hecho de que van a estar con el Señor al morir. Es muy común, sin embargo, que aun los más instruidos tengan la idea de que en algún momento futuro remoto, Cristo volverá a instituir el juicio, lo cual decidirá el estado eterno de los salvos y de los condenados. Pocos tienen claro el asunto del reino milenial de Cristo.
D. El estado intermedio y la resurrección
Aunque existe mucha confusión en la mente de cristianos devotos que no han estudiado el tema, creo que la mayoría de los evangélicos entiende que hay una distinción entre el estado de los muertos ahora en el cielo, y su estado cuando Cristo venga a resucitar a los muertos. En forma semejante, se entiende en forma vaga el hecho de que los perdidos ahora están en el Hades, y que llegarán a su estado final y eterno solamente después de una resurrección y un juicio futuros.
E. Resumen
Mi propósito en enumerar los cuatro puntos de arriba ha sido el de enfocar nuestras mentes en los grandes asuntos esenciales, que son los siguientes: (1) la inmortalidad personal, (2) el gran abismo entre el cielo y el infierno en el estado futuro, (3) el retorno personal del Señor, (4) la distinción entre el estado intermedio y el estado final después de la resurrección. Estos puntos son, según pienso, sostenidos entre todos los cristianos que creen en la Biblia, a través de los siglos de la historia de la iglesia.
6 Esto, creo, es el consenso de las mentes cristianas devotas, y estos puntos, considerados juntos, constituyen el contenido mínimo esencial de la escatología bíblica.
1 Las referencias de Juan a la resurrección serán analizadas, con algo de repetición inevitable, en el capítulo 3 acerca del cuerpo resucitado.
2 Gerhadus Vos,
Pauline Eschatology, publicado por el autor en 1930, republicado por Eerdmans, 1952, p. 36 y siguiente.
3 Christ and Time, Oscar Cullmann, p. 149. Ver abajo acerca de la «escatología realizada» de Bultmann.
4 La palabra se encuentra en Romanos 2:7; 1 Corintios 15:42, 50, 53, 54; Efesios 6:24; 2 Timoteo 1:10. El adjetivo correspondiente se encuentra en Romanos 1:23; 1 Corintios 9:25; 1 Corintios 15:52; 1 Timoteo 1:17; 1 Pedro 1:4, 23; 3:4.
5 Jesús usó la palabra
gehenna en los siguientes pasajes: Mateo 5:22, 29, 30; 10:28 (paralelo con Lucas 12:5); Mateo 18:9; 23:15; 23:33; Marcos 9:43, 45, 47. Santiago usa la palabra en forma figurada en 3:6. El lago de fuego es mencionado en Apocalipsis 19:20; 20:10, 14, 15; 21:8.
6 No niego que hayan existido individuos y movimientos menores dentro de la iglesia visible que han negado algunos de estos puntos esenciales.
Buswell, J. O. (2005).
Teología sistemática, tomo 4, Escatología : Buswell, J. Oliver. (735). Miami, Florida, EE. UU. de A.: LOGOI, Inc.